Temas de Empresa & Familia

¿Cómo se llama el dinero que nos da la empresa?

 

Un tema clave en la preservación de las buenas relaciones familiares, es la claridad respecto de lo que cada uno recibe de la empresa. Sueldos, honorarios, dividendos, pero también aportes por solidaridad familiar, préstamos… si nos ponemos de acuerdo en cada concepto, vamos a reducir los conflictos.

Juan y Jerónimo Grailes son los fundadores de una fábrica de calzado que distribuye en todo el país, y tiene varios locales propios.

Siempre hubo mucha confianza entre ellos, que usaron un solo criterio para retirar dinero de la empresa: cada uno iba retirando lo que necesitara, y una vez por mes se equilibraban las diferencias.

En los casos de retiros importantes (por ejemplo, para comprar un inmueble, o un vehículo) quedaba anotado quién lo había hecho, y se establecía el plazo lógico en el que el otro hermano iba a hacer un retiro equivalente.

Este sistema funcionó muy bien entre ellos, pero ahora saben que no podrá mantenerse en el futuro.

Porque Juan tiene tres hijos, todos mayores de edad, de los cuales una trabaja en la empresa, en el área de Recursos Humanos y Jerónimo tiene dos hijos, uno de los cuales es el futuro Gerente General, en tanto que el otro, contador, está empezando a dar servicios a la firma.

Es decir que, en la Segunda Generación hay 5 miembros, de los cuales uno se perfila para Gerente General, otra para Gerente de Recursos Humanos, otro para tener a la empresa como cliente, y dos serán accionistas en el futuro.

A su vez, Juan se está retirando, y a veces lo pone incómodo sentir que sigue cobrando en total paridad con su hermano, quien planea continuar al pie del cañón “mientras el cuerpo aguante”.

 

 

Igualmente, se hacen algunas preguntas:

  • Qué pasaría en caso de que alguno de los hermanos se incapacitara, y tuviera necesidades económicas extraordinarias?
  • Y si eso mismo ocurriera con alguno de los hijos, o algún nieto?
  • Y en caso de fallecimiento de Juan o de Jerónimo, la viuda debería seguir cobrando lo mismo?
  • Cuál sería el atractivo de pertenecer, para los hijos que no trabajan en la empresa?
  • Cómo garantizar que el Gerente General ponga toda la energía y concentración en el éxito de su gestión?
  • Cómo fidelizar al resto de los miembros de la familia?
  • Cómo evitar el desaliento de los funcionarios no familiares, si ocurre que los familiares empiezan a ganar mucho más dinero que ellos, por funciones similares?

Todas estas preguntas pueden responderse, sobre la base de consensuar algunos criterios básicos.

1.- En el futuro, el reparto de dinero no va a ser igual al que existió entre los hermanos.

2.- Es necesario diferenciar entre lo que se gana por trabajar (un sueldo) de lo que se recibe por participar en la dirección de la empresa (honorario) de lo que corresponde a quienes son accionistas (dividendos).

 

 

 

3.- La mejor manera de evitar conflictos, es que los sueldos guarden relación con los valores de mercado. Es decir, que en la empresa haya equidad externa (comparado con lo que ganan quienes cumplen iguales funciones en otras empresas similares) y equidad interna (con los otros empleados de la empresa, en relación a las funciones de cada uno).

4.- Es conveniente establecer el bonus, o premio, que van a recibir los que trabajan en la empresa, en caso de cumplimiento de las metas establecidas.

5.- Los honorarios, que deben ser un porcentaje del total de dividendos que da la empresa, deberían quedar fundamentados por el aporte de valor que hagan los directores. Esto significa que cada director debe esmerarse para ocupar su lugar de una manera que resulte beneficiosa para la empresa y para el grupo familiar.

6.- Todo aquel que no participa en el trabajo cotidiano, o en la dirección de la empresa, tiene una fuente de ingresos por ser dueño: esos son los dividendos. Si la empresa no distribuye dividendos, a la corta o a la larga se va a producir algún conflicto con los accionistas que no reciben ningún beneficio por el hecho de serlo. Por el otro lado, tampoco es posible distribuir en concepto de dividendos toda la ganancia, porque es imprescindible reinvertir para que la empresa se mantenga realmente competitiva.

 

 

7.- En el caso de una empresa familiar, las pautas de solidaridad (tanto con la comunidad como con la familia) son muy necesarias. En particular, que el tema esté claramente establecido y consensuado ayuda a resolver la situación de un miembro de la familia que se queda sin trabajo; entonces, no es necesario inventarle un puesto dentro de la empresa (con el potencial peligro que ello implica) sino que, al contrario, es posible que la empresa aporte valor, mediante un fondo previamente establecido para estas situaciones.

Ese fondo también será valioso en caso de incapacidad de algún miembro de la familia.

¿Cuáles son los beneficios de ordenar estas cuestiones?

  • Cada uno entiende con claridad cuál es su relación con la empresa familiar.
  • Se pueden establecer incentivos para que todos tengan interés en trabajar mejor, con la mirada puesta en sus resultados.
  • Se recompensa la creatividad y el compromiso (a través de los honorarios de directorio) y se fija una razón de peso para continuar como inversor en la empresa, a través de los dividendos.
  • La empresa de familia reafirma su razón de ser, a través de mecanismos que den seguridad a sus integrantes, quienes saben que serán protegidos en caso de sufrir alguna contingencia.

Solemos decir “cuentas claras conservan la amistad”.

En el caso de las empresas de familia, es uno de los requisitos para las buenas relaciones a lo largo del tiempo.

 

 

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Exiting 2020

 

Podemos tomarlo en chiste o en serio.

Pero, sin duda, 2020 ofrece particularidades que están generando cambios dramáticos en la vida personal y en el desarrollo de las empresas.

Uno de esos cambios está relacionado con la aceleración del proceso de retiro de los actuales titulares de las empresas Pymes.

Pero… qué significa retirarse en 2020?

Históricamente, una de las alternativas era vender la empresa. Sin embargo, en este momento parece muy difícil encontrar un comprador que pague lo que la empresa realmente vale.

Por lo tanto, es necesario investigar otras alternativas:

  • Hay miembros de la familia dispuestos a tomar las riendas de la empresa?.
  • Hay empleados de confianza en condiciones de hacerse cargo?.

 

Este es el momento de definir el Exiting:

“es el Proceso a través del cual el propietario de una empresa, negocio u organización profesional establece sus objetivos para retirarse, y ejecuta efectivamente su retiro, tomando en cuenta los aspectos:

Económicos

Financieros

Legales

Impositivos

De liderazgo de la empresa

Y su propio proceso emocional

 

El último punto de la definición aparece en negrita, porque resulta clave para que todo lo demás se haga realidad.

Porque si el empresario no está en condiciones emocionales de aceptar el cambio, cualquier intento de planificar y ejecutar va a quedar en la nada, y, al contrario, se va a convertir en una experiencia frustrante.

 

 

Palabras para no salir

Hay palabras que están incorporadas en nuestra cultura, y que nos llevan a olvidarnos de este proceso:

  • De aquí me van a sacar con los pies para adelante.
  • Yo voy a morir con las botas puestas
  • Después de mí, el Diluvio.
  • Yo no trabajo full time; yo trabajo full life.

También están aquellas ideas de que “nadie puede hacer las cosas como yo”; “yo tengo la empresa en la cabeza”…y así indefinidamente.

El problema es que el tiempo pasa y no vuelve…y esto significa, muchas veces, afectar la calidad de vida, propia y de la familia, por no hacer un cambio a tiempo.


Beneficios del Exiting.

Sin embargo, la organización empresarial se va a beneficiar de la renovación. Porque la salida del Fundador implica, también, la preparación y la llegada de personas con nuevos pensamientos y nuevos estilos. Y la clave está en compatibilizarlos, en lugar de enfrentarlos.

Recordemos que:

El retiro no es un evento, sino un proceso, que tiene un punto de inicio, un desarrollo y un momento de culminación.

No es proceso individual, sino interrelacionado con otros (la organización, la familia).

 

 

Dudas y más dudas

 El empresario ya está casi convencido de que debe encarar este proceso.

Sin embargo, algunas dudas le quitan el sueño:

  • Qué va a pasar con mis proyectos si no estoy ahí para defenderlos?
  • Qué va a pasar con mis finanzas, si no tengo a la empresa como respaldo? (acaso existe alguna inversión realmente segura?
  • Y si los que vienen no saben manejar la empresa?
  • Qué voy a hacer con mi tiempo libre?

Así definía Einstein la locura: “hacer las mismas cosas, y esperar resultados diferentes”.

Para no incurrir en ese error, es imprescindible que el empresario recurra a consultores especializados en la materia, que lo ayudarán a encontrar las mejores soluciones para su caso específico.

 

 

 

 

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Sociedad Anónima vs. Sociedad de Responsabilidad Limitada

 

¿Qué tipo de sociedad conviene constituir? 

Las sociedades anónimas simplificadas (S.A.S), que existen en la Argentina desde 2017, por imperio de la ley 27349, han caído en desgracia, ya que, a los ojos del actual Inspector General de Justicia, Dr. Ricardo Nissen, son un instrumento para el fraude. Por lo tanto, en este momento no resulta recomendable elegir ese tipo societario, sino, como antes, elegir entre la sociedad anónima y la sociedad de responsabilidad limitada.

En este artículo hacemos una comparación entre ambos tipos societarios. 

 

Características generales de la sociedad anónima y de la sociedad de responsabilidad limitada 

La sociedad anónima es, típicamente, una SOCIEDAD DE CAPITAL. Esto significa que lo que la ley tiene en consideración es el hecho de ser propietario de acciones, y de ninguna manera las características de la persona.

La S.R.L. (sociedad de responsabilidad limitada) se encuentra en un lugar mixto, ya que, por un lado, las cuotas sociales se parecen en algunos aspectos a las acciones, pero, por otra, el carácter de socio es “intuitu persona”, es decir, que la persona del socio resulta muy significativa.

Actualmente, las cuotas sociales y las acciones son nominativas. Sin embargo, veremos que hay diferencia en el grado de publicidad hacia terceros respecto de quiénes son socios.

 

Un tema clave: cuál es el instrumento constitutivo de cada uno, y de qué manera se pueden modificar.

El instrumento constitutivo de la S.R.L. es el CONTRATO SOCIAL, en tanto que el de la S.A. es el ESTATUTO.

Todo cambio en la persona de los socios implica una modificación en el contrato social, que debe ser inscripta previa publicación de edictos.

Por el contrario, en la S.A. el cambio de accionistas no requiere modificación de estatutos, sino, simplemente, la anotación en el Libro de Registro de Acciones.

Esto hace más rápido y efectivo el cambio de accionistas en la S.A., que el cambio de socios en la S.R.L.

 

 

Quiénes pueden ser socios 

En una S.R.L. sólo pueden ser socias las personas físicas.

En una S.A. también puede ser socia una persona jurídica (incluso puede ser controlante).

Esto tiene mucha importancia a la hora de decidir la compra de una sociedad, dado que, si se adquiere una S.R.L. por parte de una S.A., hay que hacer en ese momento y de inmediato la transformación, dado que, de lo contrario, la operación no es válida.

Si bien una vez por año se pone de manifiesto, en una declaración jurada, quiénes son los accionistas, esto puede cambiar al día siguiente, por lo que, aunque las acciones no son al portador sino nominativas, gozan de mayor reserva que las cuotas sociales de la S.R.L., y dan mayor margen de maniobra para los casos en que hay que operar con rapidez.

 

Un tema de imagen 

Definitivamente, la imagen de la S.R.L. es la de una sociedad que explota una empresa más pequeña y acotada que una S.A.

Es más difícil negociar una venta de una S.R.L., ya que las titularidades son más públicas, por lo que un elemental instrumento de negociación (la reserva, el secreto respecto de quiénes son los verdaderos propietarios) no puede aplicarse en una S.R.L..

Es decir que, ser S.R.L., da una imagen de poca dimensión, que va en contra del eventual precio que se pueda pretender en una negociación.

Destaco que la excepción a esto son las empresas transnacionales (por ejemplo, Coca Cola) que, por razones impositivas dentro de Estados Unidos deben ser el equivalente a S.R.L..

 

El gobierno de la sociedad 

La S.R.L. es gobernada por los socios gerentes, quienes se reúnen en REUNIÓN DE SOCIOS.

La S.A: tiene un doble sistema de gobierno: en principio, es dirigida por un Directorio, que se debe reunir una vez por mes. Los miembros del Directorio no tienen que ser necesariamente accionistas, sino que pueden ser terceros. A su vez, los accionistas son los que eligen al Directorio, y aprueban su gestión en la Asamblea Ordinaria (por lo menos, una al año). También puede convocarse a Asamblea Extraordinaria cuando las condiciones lo recomienden.

Es de destacar que, por su estructura, la S.R.L. requiere de personas cercanas a la gestión, atentas al día a día y con poco espacio para la reflexión estratégica.

La S.A., por su parte, permite que las decisiones de día a día sean tomadas por personas que no necesariamente son socios, quienes van a rendir cuenta de sus actos a los socios, puestos en el espacio del control y no de la gestión.

 

 

Conflictos entre herederos 

En caso de conflictos entre herederos, son menos los recursos para evitar que afecten a la sociedad en el caso de la S.R.L., que en el caso de la sociedad anónima.

La S.R.L. termina siendo caja de resonancia, y se resiente con tales conflictos.

Lo mismo ocurre en caso de que alguno de los socios de la S.R.L. tenga deudas, porque los acreedores pueden entorpecer el funcionamiento societario, y perseguir a su deudor, con más efectividad que en el caso de la S.A.

 

Conflictos con herederos 

Tanto en el caso de la S.R.L. como el de la S.A., es posible complementar lo que disponga el instrumento básico (contrato social o estatuto) con un Protocolo, que es lo que nosotros vamos a  establecer, para minimizar los conflictos en todos los frentes.

 

Conclusiones 

En el Derecho argentino, desde que las acciones de las S.A: son obligatoriamente nominativas, no hay una diferencia sustancial entre la S.R.L. y la S.A:

Sin embargo, la S.A. es un instrumento que acompaña el desarrollo de la empresa. de manera más adecuada, al permitir un cambio en el posicionamiento de los dirigentes, que en el caso de la S.R.L. queda dificultado.

Para manejarse con los herederos de un socio también es conveniente la S.A., dado que hay menos riesgos de que quede paralizada la actividad de la sociedad.

La S.A. es más adecuada para el caso de una sociedad en la que algunos socios no trabajan.

En ambos casos es posible aplicar un Protocolo Empresario Familiar, que podrá regular aspectos no contemplados, respectivamente en el estatuto y en el contrato social, tales como la protección de los derechos de los socios que no trabajan en la empresa, las pautas para el ingreso, la permanencia y el egreso de miembros de la familia, los mecanismos para que los socios tengan prioridad en caso de que alguno quiera retirarse, pautas para la venta a terceros, mecanismos para prevenir y resolver conflictos, pautas de remuneración para los socios y sus familiares, y todos los temas que resulten relevantes, para la sustentabilidad de la relación societaria a lo largo del tiempo.

 

 

 

 

 

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Traspaso generacional: dos historias contrapuestas

 

No es lo mismo un traspaso generacional planificado, en el que dos o más generaciones conviven durante un tiempo más o menos prolongado, que el traspaso generacional abrupto, originado en una contingencia. Veamos las consecuencias. 

Juan Alberto fundó una empresa mayorista de artículos de limpieza. Después de muchos años de trabajo, Ariel, su hijo del medio, se incorporó a la empresa, mientras la mayor, Florencia, trabajaba en una corporación internacional, y Francisco, el menor, hacía sus últimos años de Facultad.

Cinco años después, Francisco ingresó a la empresa, y Florencia, aunque no muy convencida, empezó a hacerse cargo de Recursos Humanos de manera part-time.

Las relaciones funcionaron bien, y eso permitió que Juan Alberto decidiera dejar de asistir a la empresa día a día: sentía que estaba bien cuidada, en manos de sus hijos.

Dado que la empresa es la principal fuente de ingresos de todo el grupo familiar, Juan Alberto y sus hijos aprovecharon el proceso de elaboración del Protocolo Familiar para establecer con la mayor claridad posible cuáles serían las funciones, objetivos y responsabilidades de cada uno de ellos a lo largo del tiempo, y se sumergieron en una práctica indispensable: la conformación de un Comité de Dirección, que es la clave para que la empresa pueda seguir su curso sin que todos tengan que estar en el día a día.

Así, diferenciaron con claridad las funciones de Director y de Gerente, y Juan Alberto profundizó en los mecanismos de control, no porque desconfiara de sus hijos, sino fundamentalmente para tener alertas tempranas frente a cualquier desvío en el plan de negocios: poder reaccionar a tiempo es, muchas veces, la clave para que una empresa sobreviva.

Qué diferente, la historia de Juan Carlos y sus hijos, a la historia de la familia de Roberto.

 

 

Sus tres hijos estaban trabajando cada uno en una actividad diferente, en parte porque la empresa era el reino de Roberto: no había espacio para que se integrara nadie de la familia, de la misma manera que Elisa, su esposa, siempre había estado apartada de los negocios.

Roberto tuvo un accidente de tránsito y murió repentinamente.

Elisa y sus hijos quisieron hacerse cargo de la empresa inmediatamente. Pero no tenían un mínimo de información o de formación respecto de cómo hacer las cosas.

No encontraron colaboración en el personal más antiguo (y la pregunta era si no querían colaborar, o no sabían cómo hacerlo).

La empresa siempre había sido manejada férreamente por Roberto, que utilizaba criterios propios (y, en general, acertados) para el manejo de las relaciones comerciales y laborales, pero ese don estaba sólo en su persona, y de ninguna manera fue transmitido a su familia, o mínimamente a una persona de confianza dentro de la empresa.

Fue así como las ventas comenzaron a disminuir; los proveedores se pusieron cada vez más exigentes con los pagos (frente a la inseguridad que les causaba la falta de Roberto) y el personal empezó a trabajar a desgano.

Este cuadro generó mucha angustia en la familia de Roberto: en pleno duelo, bastante difícil era enfrentar el nuevo desafío de sostener la empresa, y de empezar a probar la interacción entre ellos, como para tener que ocuparse, también, de condiciones que eran cada vez más desfavorables.

 

 

Por supuesto, estas situaciones derivaron en peleas cada vez más violentas entre los hermanos, lo que desencadenó la salida de uno de ellos, que inmediatamente inició el juicio sucesorio con la intención de quedarse con bienes muy valiosos, para compensar todo el espacio perdido en la empresa.

A la pelea personal le siguió la pelea legal: Elisa y sus hijos no pudieron ponerse de acuerdo en la mediación, y eso derivó en la designación de un interventor en la empresa. Para lograr que el Juez lo nombrara, Matías, el hijo menor, tuvo que falsear algunos datos de la realidad. Probablemente, cuando lo hizo, no fue plenamente consciente del daño irreversible que esa actitud generó en las relaciones fraternas.

Cinco años después, la empresa se había achicado a menos de la mitad. Casi no permitía obtener lo básico para que Elisa pudiera vivir, y sólo una hija se había quedado a cargo, ya que la otra, cansada de tanta discordia, había decidido armar un negocio paralelo.

Dos familias similares: padres y tres hijos.

Dos destinos totalmente diferentes.

Uno de ellos, el de Juan Alberto y sus hijos, marca un futuro deseable.

El destino de Roberto y su familia no sólo quedó marcado por el accidente, sino por el no haber previsto las contingencias, y no haber preparado a la familia para continuar.

 

 

 

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La telecultura llegó para quedarse

 

Como ha ocurrido muchas veces a lo largo de la historia, una circunstancia externa generalizada (como, en este caso,  la pandemia de COVID 19) lleva a un cambio cultural permanente.

Llegó la amenaza de un nuevo virus, y los científicos dijeron que la única manera de protegernos era mediante el aislamiento social. En esta oportunidad, a diferencia de lo que podría haber pasado en otros momentos de la historia, esa restricción a la libertad, el aislamiento social, pudo ser paliado a través de innumerables  actividades a distancia: programas educativos,  teletrabajo, las compras a través de Internet, los sistemas de entrega a domicilio, y hasta notas de humor que nos llegan diariamente a través de nuestro teléfono celular.

Para entender la dimensión de esta respuesta social a la pandemia, pensemos el mismo aislamiento social obligatorio en el año 1980, antes del desarrollo de todas las herramientas de comunicación a distancia que ahora están generalizadas: sólo habrían quedado la radio, la televisión el teléfono y la lectura.

Podemos concluir que uno de las grandes innovaciones del siglo XXI es la telecultura, es decir, una cultura basada en las relaciones a distancia.

 

 

La telecultura ya está en nosotros, y su lógico devenir es que se vaya afianzando: la salida de la cuarentena implicará dar mayor o menor cabida, en cada una de nuestras prácticas, a los cambios que necesariamente se vienen produciendo a lo largo de este tiempo:

  • ¿volverán las personas al cine, o se quedarán viendo películas en sus casas?
  • ¿convalidará el mercado que en los Bancos haya que hacer largas colas, en lugar de que se establezcan turnos de atención?
  • ¿se desarrollarán más cursos y carreras a distancia, o se volverá al predominio de los presenciales?
  • ¿las personas volverán a viajar en transporte público en las condiciones en que lo hacían antes de la pandemia?

 La cuarentena obligatoría hizo que muchas personas que asistían día a día a sus oficinas o negocios, tuvieran que encarar el trabajo a distancia. Y el gran descubrimiento, es que, en muchos casos, esto ha aumentado  la productividad y el bienestar de la sociedad, al punto de que, según una encuesta realizada por DCanje.com, 83% de los empleados están dispuestos a trabajar a distancia permanentemente.

 

 

A través de la telecultura es factible tener más libertad mientras se trabaja, mientras se realizan compras, mientras se aprende, y esto implica estar menos cansado al final del día y, consecuentemente, tener más tiempo y energía para otras actividades.

Desde el punto de vista del consumidor, recibir a domicilio los productos elegidos implica, en muchos casos, evitar largas filas en los negocios, ahorrarse de recorrer largas distancias para ir a un centro de compras, y tener la posibilidad de comparar precios rápidamente, a través de las páginas especializadas de Internet.

Para muchos empresarios, la telecultura implica menores costos de uso de inmuebles, y en algunos casos menor necesidad de personal.

Cuando, en el futuro, se haga una evaluación del cambio cultural de estos tiempos, seguramente se concluirá que a una estructura ya preparada (herramientas tecnológicas) se sumó una necesidad (la cuarentena) y esa combinación generó una modificación en las prácticas y hábitos de las personas.

En muchos sentidos, este cambio cultural refleja los valores de las generaciones millenial (los nacidos entre 1980 y 1995) y centennial (los nacidos a partir de 1996, que son nativos digitales). Ambas generaciones tienen una inclinación innata al uso de las tecnologías.

La telecultura llegó para quedarse. Cuanto más rápido seamos conscientes de este cambio cultural, más rápidamente podremos adaptarnos a las nuevas expectativas y  necesidades de la sociedad.

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Cuando los hijos no quieren continuar la empresa familiar

 

Toda definición de empresa familiar contempla su continuación en la siguiente generación. Sin embargo, por diversas circunstancias, hay familias en las que eso no resulta posible. ¿Cómo enfrentar esa situación?

 Eduardo y Luisina habían llegado angustiados a la primera consulta. A sus 68 años, Eduardo, único hijo del Fundador de una prestigiosa agencia de publicidad, tenía el deseo de retirarse, pero ninguno de sus tres hijos estaba dispuesto a hacerse cargo de la empresa.

Luisina había desarrollado en forma independiente su profesión de psicopedagoga, y, aunque era un poco más joven que su marido, no estaba dispuesta a incorporarse a la empresa, precisamente porque se proponía acompañar a su esposo en una merecida vida más relajada y de disfrute de la familia, viajes y actividades sociales.

Frente a la situación, propuse entrevistar a cada uno de ellos en forma individual y a Mariano, Andrea y Javier, los tres hijos del matrimonio, para poder hacerme una idea propia de la situación.

Cuando volví a ver a Eduardo y Luisina, mi primer comentario los sorprendió: los felicito – les dije – Uds. han sido padres muy exitosos con sus tres hijos. Han formado a tres personas íntegras, apasionadas, que disfrutan, cada uno de ellos, del campo en el que se desenvuelve.

Sí, pero eso nos trae un problema serio – me interrumpió Eduardo.

Creo que el primer paso es reconocer que Uds. lograron lo que se propusieron con sus tres hijos. Porque, por lo que pude escuchar, en la familia siempre fue un valor muy importante la libertad de elección, y la priorización de las vocaciones de cada uno. Creo que Uds. han apoyado a sus hijos muy eficientemente en sus elecciones, y el producto de ello es que cada cual está feliz con su vida.

 

 

Todos estos comentarios, además de ser sentidos, perseguían una finalidad: que Eduardo y Luisina no se sintieran frustrados por la situación, sino que, al contrario, pudieran valorar el éxito en lo que se habían propuesto: formar hijos con un alto sentido de la libertad, y con capacidad para insertarse en ámbitos profesionales que fueran de su verdadero interés.

Ese reconocimiento debía ser el punto de partida para encarar el problema de fondo: qué hacer con la empresa, frente a la decisión de retirarse y la certeza de que ninguno de los hijos estaba dispuesto a ser un continuador.

ESTRATEGIAS POSIBLES

Saber a ciencia cierta que ninguno de los hijos tomaría la posta fue muy liberador para Eduardo y Luisina. Se sintieron en condiciones de pensar lo mejor para la empresa, y para su propia vida, sin sentir culpa por no dar lugar a los hijos.

Entonces barajaron diversas alternativas:

  • Profesionalizar la empresa (lo que tarde o temprano llevaría a nombrar un gerente general) y quedar como accionistas, con la expectativa de que los hijos pudieran recibir las acciones a su fallecimiento.
  • Elegir a los más aptos dentro de la empresa, y vendérsela para que fuera pagada en largas cuotas mensuales (incluso, incorporando la figura de la “renta vitalicia”).
  • Vender la empresa a terceros (por ejemplo, a alguna agencia colega, para la cual, terminar con un competidor podía resultar atractivo).

 

El proceso fue muy rico, ya que tuvieron que responderse muchas preguntas que, indirectamente, los ayudaron a tomar una decisión:

  • ¿Cuál es la situación actual, en cuanto a descripción de funciones, objetivos y responsabilidades de cada uno?
  • ¿Todos comparten la visión y la misión de la empresa?
  • ¿Tienen la capacidad de cumplir sus funciones sin la presencia del “ojo del amo?
  • ¿Las finanzas de la empresa resisten el sueldo que habría que pagarle a un gerente general?
  • ¿Qué riesgos existen de que el gerente general termine quedándose con la empresa?
  • ¿Los empleados más fieles, tienen vocación de dueños?
  • ¿Sería posible armar un equipo de dirección sustentable, con los empleados más fieles?
  • ¿Qué impacto tendría en el conjunto, la elección de unos pocos para ser los nuevos dueños?
  • ¿Cuáles serían los riesgos de que la competencia se enterara del propósito de vender la empresa?
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Programa ejecutivo de empresas familiares

 

“Cada familia feliz se parece a otras familias felices. Cada familia infeliz es infeliz en su propio estilo”. León Tolstoi

 Con esa frase como admonición e inspiración, desarrollamos en el marco de Educación Ejecutiva de la Universidad Torcuato Di Tella el Programa de Empresas Familiares: estrategias para su crecimiento y consolidación.

Las estadísticas dicen que sólo el 15 % de las empresas familiares pasan exitosamente de primera a segunda generación, y apenas el 6 % se mantienen en tercera generación.

¿Son ciertas? Seguramente, ciertas pero desactualizadas, ya que, desde hace treinta años, se está desarrollando la educación y la consultoría en empresas familiares, como herramientas para ayudar a preservar las empresas familiares a lo largo de las generaciones.

Hace muchos años, cuando todavía la educación en empresas familiares no estaba tan difundida, un empresario me dijo: – quiero favorecer a mi yerno, que es un pibe bárbaro. Voy a comprar un negocio para que él lo maneje y sea mi socio –.

No parecía muy interesado en mi opinión al respecto, pero igual le dije: – tenés dos hijas y un hijo…cuál es tu plan de apoyo a los otros parientes políticos? –

  • Mi hija del medio no tiene novio, y, la verdad, a la novia de mi hijo mucho no me la banco. –  

La historia siguió como Uds. se imaginan: el empresario compró el negocio, al poco tiempo tuvo una fuerte pelea con su hijo (porque pretendía que su novia entrara a trabajar en la empresa) y, años después, el conflicto fue con su hija del medio, que se había puesto de novia con un simpático rockero, también necesitado de un buen trabajo.

 

 

Probablemente estas situaciones no volverían a ocurrir en el presente, con el grado de conciencia actual respecto de los riesgos que corre la familia empresaria por decisiones que se adoptan con las mejores intenciones, pero que generan inequidad.

Esa conciencia es fruto de la difusión de la temática de las empresas familiares, y de los procesos de educación de sus integrantes, a través de diversos programas que se desarrollan en universidades y en cámaras empresarias.

Nuestra experiencia abarca la participación en conferencias internacionales, eventos especiales en cámaras empresarias,  charlas de concientización en la comunidad Vistage y el Programa de Empresas Familiares en la Universidad Torcuato Di Tella.

En todos los casos, la exposición de casos y el análisis de situaciones que atraviesan las familias a lo largo de su trayectoria ayudan a otros integrantes de familias empresarias a no cometer los mismos errores, y a adoptar las mejores prácticas para el desarrollo de la empresa y el bienestar familiar.

Ocurre que la empresa y la familia son dos organizaciones que tienen componentes diferentes (no todos los que están en la empresa son familiares, y no todos los familiares están en la empresa) y también tienen finalidades diferentes: la empresa tiene una finalidad de éxito y lucro, en tanto que la familia tiene como propósito el bienestar de sus integrantes y su desarrollo personal.

 

 

Nuestro programa en la Universidad Torcuato Di Tella busca satisfacer los siguientes objetivos

  • Identificar los elementos distintivos de las empresas de familia y de las familias empresarias.

Probablemente, este punto arroje luz a cada uno de los participantes, en función de su propia experiencia y el intercambio con otros empresarios o hijos de empresarios.

  • Conocer las distintas etapas de la empresa de familia, a fin de hacer los aportes organizativos propios de cada etapa.

Para el éxito de la empresa, es necesario identificar con la mayor claridad posible en qué etapa de desarrollo se encuentra, de la misma manera que, en la sociedad, no tratamos de igual manera a un niño, a un adolescente y a un adulto, quienes tienen diferentes necesidades y expectativas, diferentes metas y distintas maneras de lograrlas.

  • Formular un modelo sustentable de consolidación y traspaso generacional

Pensemos que la empresa de familia tiene como finalidad principalísima su continuidad. Desde esa perspectiva, poder diseñar el modelo en función del cual pasará de una generación a otra resulta clave para adoptar medidas coherentes, que ayuden a la comprensión y unidad familiar.

  • Nutrirse de las mejores prácticas de otras empresas

Desde la primera versión de este Programa lo hemos encarado como un espacio interactivo, con importante participación de los asistentes, a fin de poner de manifiesto sus propias experiencias e ideas, lo que ayuda a una mejor comprensión de cada tema, al ligarlo con las propias vivencias y las de otras familias empresarias.

  • Comprender el marco legal, para poder utilizar los instrumentos más adecuados.

Actualmente tenemos a disposición el nuevo Código Civil y Comercial, para forjar soluciones sustentables en el largo plazo. Sin embargo, tomemos en cuenta que el modelo que naturalmente protege el Código no es el mejor para muchas empresas familiares, y que, por lo tanto, hay que conocer profundamente el sistema legal para determinar con claridad cómo llegar a los objetivos.  

Programa de Estudios

Módulo 1.- EMPRESA Y FAMILIA, MODELO PARA ARMAR

El modelo de los tres conjuntos: familia, gestión empresarial y propiedad.

Tipos de empresas de familia y su viabilidad presente y futura. El Grupo empresario-familiar.

Etapas de desarrollo generacional: el fundador, coexistencia con segunda generación, sociedad de hermanos, consorcio de primos.

Planificación del traspaso generacional en la empresa de familia y en la familia empresaria.

 

Módulo 2: EL SALTO DEL DUEÑO

Qué significa profesionalizar una empresa de familia.

El proceso, paso a paso.

Barreras y resistencias, y cómo superarlas.

Las dimensiones de la Estrategia, las Personas, los Procesos y la Información.

 

Módulo 3: HERMANOS Y HERMANAS EN LA EMPRESA DE FAMILIA

Aspectos psicológicos y sociológicos involucrados.

El orden de los nacimientos, y su impacto en la empresa

Herederos y sucesores en la empresa de familia

Herman@ que dirige, que acompaña, que se opone, que está ausente.

Hermanos y hermanas…políticos. 

 

Módulo 4: TRABAJAR EN (Y CON) LA EMPRESA DE FAMILIA

Pautas para el ingreso, la permanencia y el egreso de miembros de la familia

Las pasantías en la empresa.

El plan de carrera. Las pautas de retribución

La responsabilidad social familiar: soluciones para un familiar desocupado.

Los otros roles de los familiares: consultores externos, proveedores, etc..

 

Módulo 5: DIRIGIR Y GERENCIAR

Conceptos de gobernancia, dirección y gerenciamiento.

Mecanismos de control

El organigrama y las descripciones de funciones, objetivos y responsabilidades

Gerentes y directores no familiares.

Directorio, Comité de Dirección y Consejo de Familia. 

 

Módulo 6: INSTRUMENTOS PARA EL ENCUADRE LEGAL

Los acuerdos societarios para la consolidación y la continuidad: su valor legal.

El protocolo empresario-familiar: ¿cuándo, cómo, para qué?

El convenio de continuidad empresaria

Fideicomisos de protección empresaria y familiar

La sindicación de acciones

Otros pactos societarios

 

Módulo 7: PREVENIR Y RESOLVER CONFLICTOS

Los conflictos: sus orígenes y desencadenantes

Los temas clave: la retribución, el plan de carrera, la toma de decisiones, las incumbencias, el manejo del dinero.

Mecanismos de prevención y resolución

La Planificación como método para evitar conflictos

 

Módulo 8: EL ARTE DE DEJAR LA EMPRESA SIN DEJAR LA VIDA

¿Es posible retirarse de la empresa de familia?

La definición del retiro a medida de cada uno, y cómo lograrlo.

Valuar la empresa: el valor consensuado, la valuación activa. Aplicaciones.

Vender la empresa o la participación societaria.

La donación y otros modos de transferir la propiedad.  

 

 

 Metodología

Exposición con referencia constante a casos prácticos, y taller dinámico para el debate de situaciones propuestas por los participantes, a fin de aplicar los conocimientos teóricos y encontrar soluciones útiles.  .

Inscripción on line

***Importante: Las fechas y la modalidad -presencial o virtual- quedan sujetas a la evolución de la pandemia de coronavirus en curso»

 

 

 

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Seis modelos de participación de los hijos en la empresa familiar

 

¿Libertad absoluta de elección, para la siguiente generación, o férreo mandato para continuar la empresa familiar? Entre ambos extremos, hay diferentes modos de transmitir a la siguiente generación sus opciones y sus responsabilidades.

La cuestión del deseo es central, en la transmisión cultural de una generación a otra, y en el modo como cada uno va a tomar sus decisiones.

En las familias empresarias hay diferentes modelos, que, a su vez, evolucionan de una generación a otra.

Básicamente, podemos resumirlos en los siguientes modelos de continuidad en la empresa familiar:

1.- Como una responsabilidad/mandato indiscutible.

En estos casos, si algún miembro de la familia empresaria decidiera emprender otro camino, probablemente se lo consideraría transgresor de las expectativas familiares,  y ello podría ser fuente de consecuencias patrimoniales y afectivas.

Habitualmente este modelo es fruto de la cultura del inmigrante, o del Fundador que creó la empresa en condiciones adversas, y que, por lo tanto, concibe como un gran logro la realidad actual, y proyecta en la siguiente generación la tarea de continuar el crecimiento y la consolidación de la obra iniciada.

2.- Como una oportunidad/beneficio

Quienes así lo conciben, entienden que los miembros de la familia tienen un privilegio, en relación a quienes no lo son, porque, si así lo deciden, tienen en la empresa familiar un ámbito para su desarrollo personal y profesional.

Este modelo responde al concepto de que la empresa es un buen lugar para trabajar y para crecer, pero no es el único. Y que, en cualquier caso, tan importante como la solución de las necesidades laborales del miembro de la familia, es el éxito de la empresa, por lo cual, por un lado, es necesario comunicar con claridad el beneficio y la oportunidad que se le brinda al miembro de la familia, y por otro lado es necesario exigirle rendimiento, porque la empresa no es un “ministerio de bienestar social”.

 

 

 

3.- Como una oportunidad condicionada

Es condición para la incorporación de miembros de la familia, que estén a la altura de los requerimientos previamente establecidos, y que los sigan cumpliendo a lo largo de su trayectoria: preparación personal, cumplimiento de pautas de funcionamiento, obediencia a los superiores, etc.

En este modelo se prioriza el éxito empresario, y se considera que la condición de miembro de la familia, en sí  misma, no es garantía del éxito de ese objetivo. Por lo tanto, se establecen pautas objetivas para seleccionar a aquellos miembros de la familia que van a participar en la empresa.

Habitualmente, este modelo se aplica a partir de la tercera generación.

4.- Como un logro personal

En estos casos se establecen cláusulas restrictivas para la incorporación de miembros de la familia a la empresa: tienen que ganar una competencia a los no familiares, para que su incorporación y permanencia sea fruto de sus merecimientos personales, sin ninguna ventaja por el hecho de ser integrantes de la familia propietaria.

Generalmente, este modelo se aplica cuando la empresa está muy estructurada, y tiene importantes funcionarios no familiares, a quienes se habrá de juzgar por el desempeño de sus equipos. Por lo tanto, se trata de evitar cualquier dificultad de gestión generada por la falta de preparación o de compromiso de algún miembro de la familia.

 

 

5.- Libertad total

Los miembros de la familia deben tener libertad total para elegir su futuro, y, para ello, es necesario prescindir de comentarios que puedan influirlos, y llevarlos a sentirse coaccionados para entrar en la empresa familiar.

Este modelo suele ser la contrapartida de una situación antecedente, en la que el progenitor padeció angustiosamente la presión por participar en la empresa familiar (o sea, lo que hemos identificado como “modelo 1”). Por lo tanto, después de semejante padecimiento, y como, en general, la situación patrimonial familiar lo permite, la idea es que los hijos no sufran lo mismo que sufrieron los padres, y, por lo tanto, que tengan total libertad de elección.

A veces, con el loable fin de generar esa libertad de elección, los padres no son claros respecto del valor social, y el valor de oportunidad, de la empresa familiar, y quizás terminan formando hijos muy libres, pero sin la preparación necesaria para aprovechar ese valor, cuando sus padres se retiran de la empresa….y quizás la empresa no resulta lo suficientemente autónoma como para poder continuar sin la participación de familiares.

 

 

6.- “Más vale adentro que afuera”.

Un progenitor advierte las dificultades de su hijo para obtener o conservar un trabajo, y sabe que, en última instancia, el clima familiar dentro de la empresa lo puede proteger, frente a los riesgos que le atribuye a la realidad exterior, donde, quizás, las malas compañías pueden afectar el desarrollo personal del descendiente. El concepto principal, en estos casos, es “démosle tiempo para crecer, ya va a mejorar”.

En estos casos se prioriza la tranquilidad familiar.

En definitiva, mientras mantienen a sus hijos dentro de la empresa, los padres deben asumir esa situación como un costo, que, analizado globalmente, en relación a los valores de la familia empresaria, resulta plenamente justificado como medida de protección. Lo importante es no autoengañarse, ni pretender engañar al entorno, y entonces poder decir con claridad cuáles son los fundamentos reales por los cuales es necesario mantener a ese hijo dentro de la empresa.

Entendemos que ser conscientes de estos modelos, y las razones que llevan a aplicar cada uno de ellos, es un paso más hacia la formulación de un modelo que refleje con la mayor precisión las necesidades y expectativas de la familia y de la empresa.

 

 

 

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Cláusulas de protección en el protocolo familiar

 

Hay un momento, en el proceso de elaboración del Protocolo Familiar, en el que indefectiblemente nos ponemos serios: es cuando pensamos en las contingencias, y cómo habrá de enfrentarlas el Grupo Familiar, en caso de que ocurran.

Aquella mañana encontré una sorpresa en el living de la casa de la familia C: sentado en un sillón había un gran muñeco blanco.

– Te presento a Ermenegildo, va a ser parte de la familia por hoy – me dijo Daniel, el fundador de la empresa familiar.

Daniel sabía que ese día íbamos a hablar de contingencias: fallecimiento de un miembro del grupo familiar, incapacidad (por ejemplo, producida por un accidente), y había llegado a la conclusión de que era muy difícil hablar de esos temas pensando en que podían ocurrir a sus seres más queridos. En lugar de “tocar madera”, o aclarar permanentemente “Dios no permita”, Daniel había tenido la excelente idea de que, frente a cualquier hipótesis, la víctima fuera el oso Ermenegildo.

La idea funcionó: todos pudieron imaginar las hipótesis más tristes o trágicas, y, en cada caso,  si habría alguna manera efectiva de prevenirlas o amortiguarlas.

El dolor de pensar que cualquiera de esas contingencias le pudiera ocurrir a un miembro del grupo familiar (que, a veces, resulta paralizante) en este caso quedaba superado, porque, en última instancia…a Ermenegildo acababan de conocerlo!.

¿Qué le puede pasar a Ermenegildo?

En el encuentro con la familia C fueron apareciendo diversas hipótesis de eventos, impactos y consecuencias.

Vamos a describir algunas de las cuestiones que se trataron en el grupo familiar :  

“1.- Ermenegildo es empleado en la empresa familiar

¿Cómo lo protegemos en caso de que un accidente lo deje incapacitado?

¿Debe tener una cobertura equivalente a la del resto del personal, o una cobertura mayor por ser miembro de la familia?

¿La familia, o la empresa, debe hacerse cargo de las necesidades de su grupo familiar? ¿De qué manera?

¿Si hay hijos menores, hasta qué edad sería necesario aportar para mantener su nivel de vida? Cumplen la mayoría de edad a los 18 años, pero cuál es la edad que la familia estima como razonable para que deban autosustentarse?

 

 

2.- Ermenegildo es accionista en la empresa familiar

¿Alcanzan los dividendos que habitualmente se reparten, para mantener el nivel de vida del grupo familiar de Ermenegildo?

¿Sería necesario establecer un retiro extraordinario por única vez?

¿Sería conveniente disponer mayores retiros, en forma permanente?

¿Puede la empresa formular un préstamo a la familia de Ermenegildo?

3.- El impacto de la incapacidad de Ermenegildo en la empresa

¿Cuáles serían las consecuencias para la empresa, de la incapacidad o el fallecimiento de Ermenegildo?

¿Están establecidas sus funciones con claridad?

¿Otra persona podría reemplazarlo en la función?

4.- Qué ocurre con la familia de Ermenegildo, si él muere

¿Puede trabajar en la empresa otro miembro de su grupo familiar nuclear?

¿Puede su cónyuge incorporarse a los estamentos de dirección de la empresa?

¿Quiénes heredarán la participación societaria de Ermenegildo?

 

 

Las medidas a adoptar

A través del diálogo fue apareciendo la necesidad de consultar con un experto en seguros:

¿Podría resultar conveniente una cobertura, para el caso de fallecimiento o incapacidad de los miembros del grupo familiar que se desempeñan en la empresa?

¿Habría que extenderlo a los miembros de la familia que no trabajan en la empresa, por razones de solidaridad familiar?

¿Esa cobertura debe pensarse como el único aporte del grupo familiar, o como un aporte adicional a los esfuerzos de la familia empresaria para la protección de la familia nuclear de cada participante?

¿Qué actitud adoptar frente a la circunstancia de que el proveedor de un núcleo familiar es el pariente político, que no trabaja en la empresa? ¿Cuál sería su significación para la familia empresaria, en caso de que éste se accidentara o falleciera? Es conveniente que la familia empresaria piense alguna manera de proteger a ese grupo familiar?

Todos los puntos que anteceden pueden llevar a la necesidad de contratar un seguro que cubra fallecimiento e incapacidad, en beneficio de la familia.

Pero,  si el asegurado reviste una importancia significativa en la gestión de la empresa, quizás también resulte conveniente contratar un seguro de “persona clave”, para que la empresa cuente con los recursos para contratar un reemplazo efectivo de fallecimiento o incapacidad.

Desde otra perspectiva, quizás este diálogo ayude a echar luz respecto del deseo de la familia empresaria de que, frente a una contingencia, participen o no los parientes políticos, y/o el otro progenitor del pariente que sufrió la contingencia.

Este punto será materia de un artículo especial, en nuestra próxima edición.

 

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Planificación sucesoria, patrimonio y empresa familiar

“No podemos cambiar la dirección del viento,
pero podemos acomodar las velas
para alcanzar nuestro destino”.
Jimmy Dean

                                                                                                                                                             

¿Qué es la Planificación Sucesoria?

          La Planificación Sucesoria ayuda a prevenir conflictos familiares y a cuidar el patrimonio, mediante la adopción de una serie de decisiones que toman en cuenta los intereses y los deseos del heredante (es decir, el sujeto que planifica) y las necesidades de su familia, en un marco de equidad.

Una Planificación Sucesoria efectiva debe partir de las siguientes premisas:

1.- Todos somos mortales, es decir que, tarde o temprano, la Planificación Sucesoria habrá de convertirse en una realidad imposible de modificar.
2.- No sabemos cuándo se habrá de cumplir la premisa anterior. Hay estadísticas que indican cuál es la expectativa de vida de una población, pero la realidad concreta de cada individuo depende de circunstancias imprevisibles, que pueden llevar a que una vida termine de manera precoz, o dentro de los parámetros previstos, o supere las expectativas generales.
3.- Es posible que, antes de que el patrimonio llegue a los herederos, sea necesario atender al retiro del heredante. En función del aumento de las expectativas de vida, cada vez son más las hipótesis en que un patrimonio debe atender, primero, a las necesidades de personas mayores, para luego llegar en plena propiedad a los herederos.

 

 

¿Qué valores protege la Planificación Sucesoria?

        Cuando en la familia hay integrantes que no pueden valerse por sí mismo (niños o personas con discapacidad) el primer valor en juego es la protección.
        Pero también resulta significativo mantener las buenas relaciones con los familiares, y, en la medida de lo posible, colaborar para que éstos mantengan su vínculo, por lo que el segundo valor en juego es la armonía familiar. Esto significa que, en la medida de lo posible, hay que evitar que el patrimonio genere conflictos y divisiones en el marco de la familia, o que agudice situaciones de enfrentamiento pre-existentes.
        Cuando alguien tiene proyectos, y piensa en su continuidad, hay que atender a la proyección, tanto del patrimonio como de las organizaciones en las que se participa (una empresa, una ONG, etc).
        Otro valor significativo para muchos es cómo habrán de ser recordados, lo que se traduce en el concepto de trascendencia.

 

 

Algunas preguntas de la Planificación Sucesoria 

  1. Respecto del patrimonio personal

¿Cómo se preserva el patrimonio?

¿Se lo puede hacer crecer?

¿Qué nivel de riesgo me resulta razonable?

¿La transmisión hereditaria de mi patrimonio, puede generar conflictos?

 

  1. b) Respecto de la empresa

¿Debo pensar en que la empresa sea continuada por mis hijos?

¿Todos ellos están en condiciones de compartir la propiedad?

¿Debería priorizar a los que trabajan en la empresa?

¿Y si la vendo?

 

  1. c) Respecto del retiro

¿Retirarme significa irme definitivamente, o sólo tomar un poco de distancia?

¿De qué debería estar permanentemente informado?

¿Qué pasa si, quienes siguen en la empresa, no cumplen mis instrucciones?

¿Y si tengo que volver a manejar la empresa en caso de una crisis?

¿Cuánto debería recibir durante mi retiro?

 

 

  1. La empresa como organización viva.

¿Quién será el líder en la próxima generación?

¿Debería preparar a alguien para manejar la empresa?

¿Cómo habría que elegir al sucesor?

¿Será conveniente profesionalizar la empresa?

¿Es adecuada la forma de organización actual, o habría que revisarla?

 

Actualmente, la ley permite tomar una serie de medidas en el marco de una Planificación Sucesoria:

  • Habiendo hijos, se puede disponer libremente de la tercera parte del patrimonio, es decir, que se puede establecer (a través de un testamento, de un fideicomiso, de una donación) que ese porcentaje mejore a alguno de los hijos en particular, o vaya a favor de otra persona a la que queremos beneficiar o proteger.
  • No habiendo hijos, pero si la persona está casada o estando vivos los padres, tiene la libre disponibilidad de la mitad de su patrimonio.
  • Si no viven los padres, y no está casado, el heredante tiene derecho a disponer libremente de la totalidad de su patrimonio.
  • En cualquier caso, aun frente a los herederos forzosos (o sea, los hijos, los padres y/o el cónyuge) se puede establecer la indivisión del patrimonio de la herencia por el plazo de diez años, lo que permite, por ejemplo, asegurar la unidad en el desarrollo y el manejo de una empresa.

 

 

  • A través de figuras tales como el fideicomiso es posible dividir la figura de quien será el último destinatario del patrimonio (por ejemplo, los hijos con plena capacidad) respecto de quienes usufructuarán el patrimonio (por lo menos, por el lapso de 10 años).
  • Mediante convenios entre socios es posible establecer que, en caso de fallecimiento de alguno de ellos, sus herederos no tendrán derecho a recibir la participación societaria, sino que recibirán una cantidad de dinero que represente su valor (por ejemplo, a través de un seguro de vida). Una figura similar se puede utilizar para evitar que los parientes políticos hereden participaciones societarias en una empresa familiar.
  • Es posible disponer la partición hereditaria, es decir, asegurarse de que cada heredero reciba una parte equivalente a la del otro, pero en bienes separados, lo que, en muchas circunstancias, evita conflictos.

       En síntesis, poner entre las prioridades una reflexión acerca de la Planificación Sucesoria es una manera de ayudar a la unidad familiar, de proteger el patrimonio y de dar sustentabilidad a los proyectos y empresas.

 

 

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Protocolo familiar: buscar el consenso para un futuro mejor

 

 

Si el Protocolo Familiar fuera un mero contrato, podríamos bajarlo de Internet y completar los datos de la empresa, los padres y los hijos. Pero el protocolo es otra cosa. Es el diploma de honor del consenso empresario-familiar. 

El Protocolo Familiar es un acuerdo con valor legal (hoy, a través del art. 1010 del Código Civil y Comercial, que permite los pactos sobre herencia futura cuando tienen por objeto evitar o resolver conflictos, y garantizar la unidad de gestión empresarial.

Pero, antes de considerar su valor legal, es necesario aquilatar su enorme valor moral: porque el Protocolo es el fruto de un proceso en el que una familia empresaria ha logrado consensos fundamentales, que les permitirán continuar juntos, y fortalecidos, por mucho tiempo más.

El Protocolo es un acuerdo al que se debe llegar con un alto grado de participación de los miembros de la familia, ya que eso es lo que va a generar el consenso necesario para que goce de legitimidad, condición subjetiva principal para su éxito, que consiste en que sea respetado por los integrantes de la familia sin necesidad de recurrir a un Juez o a un árbitro.

Si todos sienten que el protocolo ha sido fruto de un esfuerzo del grupo familiar para llegar a un acuerdo, basado en mutuas concesiones, ese producto final va a tener muchas posibilidades de éxito a lo largo del tiempo.

Y el tiempo es un factor muy significativo, ya que, precisamente, el protocolo está llamado a durar más allá de la contingencia del fallecimiento o el retiro de algún integrante de la familia.

Por lo tanto, una de las funciones principales del consultor que lidera el proceso de elaboración del Protocolo Familiar consiste en estimular el diálogo respecto de diversas temáticas que son significativas para una familia y una empresa en particular. Para eso, el consultor debe conocer a los protagonistas, interesarse por su historia, por sus vínculos familiares y empresariales, y también los conflictos que han sobrellevado hasta ahora. Con toda esa información, el consultor puede proponer los temas más significativos para el consenso empresario-familiar, en función de la propia experiencia de la familia empresaria.

 

 

Pero con eso no alcanza. Hay temas que, quizás, hasta el momento jamás se plantearon en esa familia o en esa empresa en particular, pero la experiencia indica que tarde o temprano saldrán a la luz:

  • La posibilidad de que un miembro de la familia quiera vender su participación societaria.
  • La hipótesis de un conflicto en la toma de una decisión significativa.
  • El rechazo de una parte de la familia por la elección de pareja de alguno de sus integrantes.
  • Contingencias, tales como la discapacidad de un miembro de la familia, o su fallecimiento.
  • Diferentes niveles de compromiso y expectativas respecto de la empresa.
  • Necesidad de preparar a los integrantes de la siguiente generación para que se comprometan con el proyecto, como estrategia para la mayor libertad de los que actualmente lo sostienen.

Algunos de estos temas son naturalmente propuestos a la discusión por algún miembro de la familia, porque lo siente actual, o porque lo conoce a través de la experiencia de alguna persona cercana. Otros temas sólo pueden tratarse en función de la habilidad del Consultor para llevarlos a la mesa, y demostrar a los integrantes de la familia empresaria la utilidad de debatirlos y llegar a conclusiones consensuadas.

Las prácticas de toda la vida llevan, en algunas familias empresarias, a que alguno de sus integrantes lleve la voz cantante, y los demás guarden silencio, y asientan casi mecánicamente.

Sin embargo, lo mejor es llegar al nivel de confianza necesario para romper esas prácticas, y lograr un debate amplio y participativo, dado que el aporte de cada uno resulta fundamental para que todos se apropien del Protocolo, que sientan que no fue una mera concesión al impulso y la fuerza de otros, sino el fruto de un trabajo compartido.

 

 

Hacer del Protocolo un proyecto propio es uno de los ingredientes fundamentales para respetarlo y hacerlo respetar. No olvidemos que el Protocolo se elabora para que rija, no sólo en el presente, sino también en el largo plazo, en un momento en el que, quizás, algunos de los firmantes no estén ahí para hacerlo cumplir.

Esa conciencia acerca de la trascendencia del Protocolo es una de las herramientas fundamentales para que los integrantes de la familia empresaria se comprometan en su elaboración.

En muchos casos, el proceso de elaboración del Protocolo es una etapa en la que se abre el diálogo en la familia empresaria, y en la cual algunos de sus integrantes deciden modificar conductas, en pos de una mayor unidad y armonía familiar.

El consenso del presente, que se plasma en el Protocolo,  es de buen augurio para los desafíos que, seguramente, habrá que enfrentar en el futuro.

 

 

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Protocolo familiar y planificación sucesoria

 

En este artículo veremos las interesantes relaciones entre un instrumento de ordenamiento empresario-familiar y una metodología para prevenir conflictos y prever el futuro.

¿Qué buscan las familias empresarias que se proponen realizar un Protocolo empresario-familiar?

Sin duda, buscan  establecer y consensuar un conjunto de normas ordenadoras de sus relaciones personales, familiares y empresariales.

En tal sentido, el Protocolo puede cumplir esas expectativas, porque se elabora a través de sucesivos encuentros de los miembros de la familia empresaria,  en los que se revisan conductas, se llega a acuerdos, se establecen mejores prácticas para la comunicación, y, en ese marco, se genera el espacio adecuado para revisar situaciones traumáticas del pasado, a fin de no repetirlas en el futuro.

Diferentes alcances del Protocolo Familiar

El Protocolo para el futuro inmediato

Ernesto, de 58 años, trabaja en la empresa familiar con sus hijos Gabriel, de 28 años, y Gerardo, de 25 años. Ambos son solteros, y no tienen hijos.  Si bien la relación entre ellos es de mucho afecto, no hay acuerdo respecto de las horas que cada uno debería dedicar al trabajo, y la intensidad y compromiso que cada cual espera del otro.

Algunas familias  encaran el Protocolo  para resolver cuestiones del presente, con poca proyección al mediano y largo plazo: el proceso de elaboración del Protocolo es el ámbito adecuado para resolver conflictos que les dificulta estar juntos.

En estos casos, el proceso de elaboración del Protocolo permite responder preguntas fundamentales para poder continuar en sociedad, como las siguientes:

  • ¿Cómo debe ser el régimen de retribuciones a miembros de la familia?
  • ¿Cuáles son las exigencias de tiempo, esfuerzo y preparación para trabajar en la empresa familiar?
  • ¿Es adecuado el régimen de dirección y gerenciamiento de la empresa, o habría que instaurar nuevas prácticas?
  • ¿Cuáles son los mecanismos para prevenir y resolver conflictos?

Desde ya que, para que estos puntos puedan definirse positivamente, es necesario acordar una visión y una misión que puedan compartirse entre los participantes, y, sin duda, poner de manifiesto los valores compartidos que les permiten continuar encarando juntos los desafíos empresariales. 

 

 

El Protocolo para el largo plazo

Alberto, el Fundador, ha dejado la empresa en manos de sus dos hijos varones, Claudio y Rafael.
Las tres hijas han recibido acciones, y participan regularmente en reuniones del Consejo de Familia, en las que se enteran de las novedades de la empresa, y aportan sus conocimientos y experiencias, que son muy bien recibidas por sus hermanos. En ese marco, Inés, una de las hermanas, plantea que es necesario fijar las pautas de participación en la empresa para la Tercera Generación.
Sobre la base de esta propuesta, deciden elaborar un Protocolo Empresario-Familiar para que la Tercera Generación pueda mantener la armonía que existe entre ellos.

La familia del ejemplo, como muchas otras, manifiesta su interés en definir las pautas para la llegada de una nueva generación: quiénes tendrán derecho a participar en la empresa y bajo qué condiciones.

Estas son algunas de las preguntas que deben responder:

  • ¿Todos los miembros de la siguiente generación que quieran trabajar en la empresa, podrán hacerlo por el sólo hecho de ser miembros de la familia propietaria, o habrá un régimen de selección?
  • ¿Será necesario trabajar en la empresa para poder participar en la dirección, o son conceptos y prácticas diferentes?
  • ¿Qué tratamiento se dará a las propuestas de nuevos negocios formuladas por los miembros de la familia propietaria?
  • ¿Qué beneficios obtendrán los titulares de participaciones societarias, aunque no trabajen en la empresa?
  • ¿Está previsto un crecimiento extraordinario, que haga conveniente pensar, no ya en la empresa originaria, sino en un Grupo Empresario Familiar?

Las diferencias entre quienes buscan soluciones para un presente casi inmediato, y quienes se proponen realizar un Protocolo con vistas a un futuro más largo, se basan en cuestiones culturales (familias con mayor o menor hábito de planificar y debatir) y también en las edades y situación de los miembros de cada generación.

 

LA PLANIFICACIÓN SUCESORIA

Definimos la Planificación Sucesoria como “el conjunto de estrategias que permite una transmisión hereditaria basada en los intereses y deseos del heredante y las necesidades de su entorno afectivo, en un marco de equidad”.

En el caso de la empresa familiar no sólo abarca la transmisión del patrimonio, sino que incluye la sucesión en el gerenciamiento y la dirección de la empresa.   

Sea que el Protocolo esté pensado para regir los próximos 5 años, o para regir los próximos 10, o 20 años de la vida de la empresa familiar, hay contenidos que deben incluirse, y que, genéricamente, se denominan Planificación Sucesoria.

En el caso de los Protocolos de corto plazo, la Planificación Sucesoria abarca, fundamentalmente, las contingencias: hipótesis de fallecimiento o incapacidad de un integrante de la empresa familiar, pensados como un riesgo, aunque no sea una hipótesis con altas probabilidades de ocurrencia.  

Sin embargo, para la estabilidad de la empresa familiar y la armonía de las relaciones personales y familiares, es necesario fijar algunas pautas:

  • ¿Qué ingresos recibirá un miembro de la familia que está trabajando en la empresa, en caso de que presente una incapacidad para trabajar?
  • ¿Durante cuánto tiempo?
  • ¿Qué compensación económica recibiría la familia nuclear de un integrante de la familia empresaria, en caso de su fallecimiento?
  • ¿Quién representará frente al Directorio de la empresa a los hijos menores? ¿El progenitor sobreviviente, o algún miembro de la familia consanguínea?

 

 

En el caso de los Protocolos para el largo plazo es necesario definir el modelo de traspaso generacional, que será uno de los ejes fundamentales para la elaboración de todas las pautas del protocolo.

En tal sentido, la familia empresaria habrá de definir si se inclina por uno de los siguientes modelos:

1.-  modelo integrativo, que contempla que todos los miembros de la siguiente generación recibirán participaciones societarias en proporciones equivalentes, y, por separado, se definirán los ingresos de cada uno por trabajar, gerenciar o dirigir la empresa;

2.- modelo representativo, que constituye una sofisticación del anterior, ya que se establecen cláusulas para la representación en el Directorio y en la Asamblea de cada linaje familiar, de manera tal que los nietos del Fundador, y las generaciones siguientes, deban elegir un representante entre sus hermanos, para participar en los eventos de toma de decisiones con un representante de cada grupo de primos.

3.- modelo selectivo: en este caso, es el actual titular quien selecciona al continuador, o los continuadores en la empresa, y compensa a sus otros hijos con otros bienes, para que en ningún caso se afecte la legítima hereditaria.

4.- modelo transaccional: a diferencia del anterior, en que el padre a su/s sucesor/es, y le/s entrega la empresa como donación o como legado, en el modelo transaccional el actual titular vende la participación societaria a sus sucesores, sea por un precio fijo, o por el valor de una renta vitalicia.

 

 

La definición del modelo de traspaso generacional es clave para la formulación del Protocolo Empresario-Familiar, y es una de las decisiones fundamentales en materia de Planificación Sucesoria, que se agrega a todas las cuestiones que es necesario prever en caso de confeccionar un protocolo de corto plazo, como vimos más arriba.

Además, es posible que, en el marco de la elaboración del Protocolo Empresario-Familiar, los actuales titulares del patrimonio deban tomar otras decisiones:

  • ¿Todos los hijos recibirán igual porcentaje del patrimonio total?
  • En caso de que se establezcan diferencias, ¿qué las inspira?
  • ¿Todos recibirán una parte proporcional de la totalidad del patrimonio, o los padres dividirán los bienes, para evitar que tengan que dividirse entre los hijos?
  • ¿Es necesario tomar medidas para proteger a un cónyuge, a un padre mayor, o a algún hijo con discapacidad?

Resolver estos interrogantes, y todos los que vayan surgiendo a lo largo del proceso, permite aprovechar la elaboración del Protocolo Empresario-Familiar para resolver cuestiones importantes para la vida presente y futura de la familia, para su armonía, y para la protección del patrimonio.

Recordemos que la Planificación Sucesoria es un asunto del “más acá”, y nos concierne a todos.  

 

 

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¿Cuál es el lugar de los parientes políticos?

 

Nueras y yernos tienen un protagonismo significativo en las empresas familiares. A veces, porque son socios o continuadores en el negocio familiar. En otros casos, por los esfuerzos que hace la familia consanguínea para evitar su participación

 “Sapo de otro pozo”…la cultura popular define en pocas palabras el sentimiento que tienen muchos titulares de empresas familiares respecto de sus cuñados, sus cuñadas, sus yernos y sus nueras.

Tal es así, que si preguntamos a 10 empresarios cuánto vale su empresa, probablemente no más de 3 de ellos tendrán una respuesta. En cambio, si les preguntamos si sus parientes políticos deben participar en la empresa o no, todos tendrán una opinión formada al respecto. 

Si la participación de parientes políticos era un tema complejo en el pasado, cuando las personas se casaban para toda la vida, mucho más lo es en el presente, dado que hay diferentes modelos de pareja: están quienes conviven bajo un mismo techo, quienes tienen una relación permanente y estable pero viven separados, quienes se casan legalmente, quienes se separan, quienes se divorcian y vuelven a casarse. Por lo tanto, a la dificultad natural de interactuar con la pareja de un miembro de la familia consanguínea, se agrega actualmente el riesgo de tener que interactuar con la ex pareja.

 

 

Los ámbitos de participación

Hay diversos ámbitos en los que es necesario definir la participación posible, o la interdicción total, de los parientes políticos, a saber:

  • Trabajar operativamente en la empresa.
  • Participar de la dirección de la empresa
  • Ser apoderado de la empresa
  • Ser consultor externo
  • Ser titular de participaciones societarias
  • Representar los intereses de los hijos menores en caso de fallecimiento del familiar consanguíneo.
  • Formar parte del Consejo de Familia.

Las soluciones que finalmente encuentra cada familia son diferentes.

En algunas se establece que los parientes políticos pueden trabajar y llegar hasta puestos gerenciales, pero no pueden formar parte de la dirección de la empresa.

En otras, hay una prohibición absoluta para el trabajo en la empresa, pero se acepta a los miembros de la familia política para consultorías externas.

 

 

El pariente político como heredero

La decisión de que los parientes políticos no trabajen en la empresa puede ejecutarse voluntariamente, por acuerdo entre los miembros de la familia consanguínea.

En cambio, hay una hipótesis que genera una inquietud particular: la posibilidad de que un pariente político acceda a una participación societaria, en caso de fallecimiento del consanguíneo.

En este punto, la inquietud no abarca exclusivamente a la persona del yerno, o la nuera, o los cuñados de ambos sexos, sino que la cuestión va más allá: qué pasa en el caso de que, después de enviudar, el pariente político vuelva a casarse, y a su vez sea heredado por su nuevo cónyuge.

En este punto, y más allá de las simpatías personales de cada cual por sus parientes políticos, hay unanimidad en cuanto al deseo de evitar esa circunstancia, que directamente puede poner en riesgo el carácter familiar de la empresa, ya que un tercero totalmente ajeno a la cultura familiar podría llegar a ser titular de una participación societaria, y, en función de ella, sentarse en el Directorio de la empresa.

Lo que establece la ley

La hipótesis merece mucha atención, dado que la ley establece que, aun en los casos de quienes se casan por el régimen de separación de bienes, el cónyuge hereda en la misma proporción que los hijos; en caso de no haber hijos, heredan en la misma proporción que los padres, y en caso de no estar vivos los padres, heredan la totalidad del patrimonio de la persona fallecida. Esta disposición legal se puede morigerar mediante un testamento, que permite reducir la participación del cónyuge en una tercera parte, en caso de que haya hijos, y en un 50 % en caso de que no haya hijos, a través de un testamento, un fideicomiso o una donación.

En el caso de quienes estén casado por el régimen de sociedad conyugal, y la participación societaria se hubiera adquirido durante el matrimonio (salvo por herencia, por legado o por donación) la participación societaria es ganancial, es decir que el 50 % corresponde al cónyuge obligatoriamente.

 

 

Entonces, ¿es inevitable la participación societaria?

Es inevitable que el cónyuge se convierta en titular del 50 % (en el caso de la participación societaria ganancial) o que herede al fallecido, en el caso de las participaciones societarias de origen propio, o en el caso de matrimonios en los que rige el régimen de separación de bienes.

Pero eso no significa que deba convertirse en socio, ya que, a través del protocolo familiar, un acuerdo societario y una especificación en los estatutos es posible establecer que, en caso de fallecimiento de un titular de participación societaria, ésta no va a ser recibida por su cónyuge, sino que los socios sobrevivientes tendrán el derecho de adquirir la parte correspondiente. Para evitar conflictos, se pueden establecer las pautas de valuación para la compra, y hasta se puede contratar un seguro de vida, que normalmente va a contemplar el pago del anticipo por las cuotas del pariente político.

A su vez, en muchas empresas familiares se establece que, en realidad, este apartamiento del pariente político es un beneficio para el linaje familiar, dado que se contempla que la participación societaria que se le adquiere al pariente político se entregue luego a los hijos del socio fallecido, en lugar de que beneficie a los otros socios.

De esta manera, se mantiene la participación de cada linaje familiar.

 

 

¿Cómo hacerlo?

Seguramente, si este mecanismo no está aclarado y consensuado desde antes; una vez ocurrido el fallecimiento de uno de los socios va a ser más difícil llegar a un acuerdo.

Por esa razón, se recomienda establecer los acuerdos societarios necesarios, y adoptar todas las medidas tendientes a que, en el futuro, la empresa familiar pueda seguir desarrollándose, sin que el fallecimiento de uno de los socios altere su identidad y el deseo de continuidad en la familia consanguínea.

El lugar de los parientes políticos y el protocolo familiar

Sea cual fuere el deseo de los integrantes de la familia consanguínea, respecto de la participación de los parientes políticos, es imprescindible que haya un acuerdo entre ellos, para evitar que alguno se sienta discriminado.

Ese acuerdo forma parte de lo que cada familia empresaria establece en el protocolo familiar (www.elprotocolofamiliar.com.ar), el instrumento clave para mantener las mejores relaciones en el largo plazo entre la empresa y los miembros de la familia.

 

 

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El comité de dirección y el protocolo familiar

 

Cuando una familia empresaria decide encarar la elaboración de un protocolo familiar, suele tener deseos de orden y continuidad de la empresa familiar. Uno de los grandes hitos del proceso  de elaboración del Protocolo Familiar es la constitución y práctica del Comité de Dirección, una de las claves para el éxito  de la empresa en el largo plazo.

 PARA QUÉ SE HACE UN PROTOCOLO FAMILIAR

La familia empresaria suele encarar el Protocolo Familiar para poner orden respecto de ciertos temas específicos, como por ejemplo:

  • Los criterios de admisibilidad de hijos y sobrinos para participar en la empresa.
  • La relación empresarial con los parientes políticos.
  • La participación de los miembros de la familia en caso de fallecimiento de alguno de los actuales titulares del capital.
  • Las retribuciones de los familiares
  • Los comportamientos que se esperan de los miembros de la familia.

Habitualmente, en ese momento la familia empresaria todavía no avizora el cambio profundo y positivo que puede darse en el modo de dirigir la empresa.

Seguramente, hasta ese momento no ha existido un mecanismo acordado para la toma de decisiones, y, quizás, las cuestiones del día a día estén resultando dominantes y, por lo tanto, son las que absorben todo el tiempo y la energía, mientras se postergan las decisiones estratégicas, que son las que en realidad determinan el futuro de la empresa.

A través del proceso de elaboración del Protocolo Familiar, la familia empresaria podrá resolver todos los temas que históricamente no han sido tratados, y establecer las normas que van a regir las relaciones personales entre sus integrantes, las relaciones laborales o profesionales y las recompensas que a cada uno le habrá de corresponder.

 

 

EL COMITÉ DE DIRECCIÓN, EL DIRECTORIO, LA REUNIÓN DE SOCIOS.

En ese marco, es posible que encuentren algo más: un mecanismo para dirigir la empresa que garantice su continuidad en el tiempo, porque sólo con integrantes de la familia motivados y entrenados para superar situaciones de diferencias de criterio y tomar buenas decisiones, es posible llegar forjar la empresa realmente deseada.

Las sociedades anónimas contemplan un dispositivo de dirección, denominado Directorio; las sociedades de responsabilidad limitada contemplan la reunión de socios, para cumplir esa función.

Sin embargo, en la práctica, tanto el Directorio como la reunión de socios quedan condicionados por el enfoque impositivo y de responsabilidad que en cada momento de la historia se les atribuye: a veces, los directores deben tributar grandes impuestos por serlo; en otros momento, el puesto de Director se ejerce casi sin costo, y hasta se convierte en el modo más adecuado de retirar dinero de la empresa, si el retiro de dividendos se encuentra castigado por el sistema impositivo.

Por lo tanto, a fin de no contaminar algo tan importante, como es la dirección de una empresa Pyme, con cuestiones impositivas o de responsabilidad personal, es que dejamos al contador de confianza determinar cuántos miembros debe tener el Directorio, y hasta quiénes deben ser, pero reservamos las decisiones efectivas de la empresa para que las cumpla un dispositivo específico: el Comité de Dirección.

 

 

Para el éxito del Comité de Dirección es imprescindible que los miembros de la familia empresaria acepten la idea de que, en el futuro, la dirección de la empresa no va a poder manejarse de la misma manera que en el pasado.

Si hay un líder único que toma decisiones;  o si hay feudos que no se relacionan entre sí (un hermano a cargo de cada área, pero sin intercambio de ideas o información), o en cualquier otro supuesto en que no exista una dirección con reglas claras, es imprescindible establecer una nueva manera de relacionarse en la empresa.

El primer punto, en consecuencia, consistirá en establecer el por qué y el para qué del Comité de Dirección. En otras palabras, cuál es su misión, cuál es su razón de ser.

El punto siguiente consiste en determinar de común acuerdo qué va a lograr la empresa, y la familia empresaria, a través del funcionamiento sistemático del Comité de Dirección.

Acto seguido, deberá definirse quiénes van a participar en este nuevo dispositivo. Todos los miembros de la familia que se desempeñan en la empresa? Los que actualmente son titulares de capital? Los que tienen alguna función gerencial?

 

 

Luego, hay que definir pautas de funcionamiento:

  • Con qué frecuencia
  • En qué horario
  • A lo largo de cuánto tiempo
  • Cómo se establece el temario
  • Quién coordina la reunión
  • Cómo se realiza el seguimiento de los temas abordados.

Todo lo expuesto debe ser materia de un acuerdo entre los integrantes de la familia empresaria, para el cual es necesario tener en cuenta los dos grandes límites: por un lado, hacer del Comité un espacio demasiado exclusivo, lo divorcia de muchos miembros de la familia, en caso de que no haya una política participativa en funcionamiento; por el lado opuesto, una actitud demasiado abierta, y una invitación incondicionada a formar parte del Comité de Dirección, puede llevar a que sea un organismo burocrático, sin un sentido real de compromiso de parte de sus integrantes, y, por lo tanto, condenado a desaparecer en poco tiempo.

 

 

 

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El desarrollo de la Planificación Sucesoria en Argentina

 

Desde la publicación de Pensar la Herencia en 1995, y la fundación del Consejo Argentino de Planificación Sucesoria Asociación Civil, se ha recorrido un largo camino, que permite a las personas tomar las mejores decisiones respecto de su patrimonio y sus valores inmateriales más importantes.

¿Qué es la Planificación Sucesoria?

 Básicamente, consiste en tomar los asuntos de la vida teniendo en cuenta la posibilidad del retiro y la certeza de la muerte.

Una definición más completa requiere centrarse en un sujeto, el heredante, es decir, todo aquel que alguna vez será heredado, y que, por lo tanto,  toma medidas para prevenir conflictos y prever el futuro de la mejor manera.

Desde esa perspectiva, la Planificación Sucesoria es “un conjunto de estrategias para que la transmisión hereditaria responda a los intereses y deseos del heredante, y las necesidades de su entorno afectivo, en un marco de equidad”.

La ley, la educación y la práctica

Mucho ha evolucionado la ley desde aquel puntapié inicial de 1995, con Pensar la Herencia y con una definición de Planificación Sucesoria en la Enciclopedia Jurídica Omeba.

A título meramente enunciativo:

  • El nuevo Código Civil y Comercial brinda nuevas posibilidades para planificar la sucesión, porque brinda un mayor margen de libertad al heredante: el que tiene hijos, puede disponer libremente del 33,33 % de su patrimonio, frente a apenas el 20 % con el viejo Código Civil; quien no tiene hijos, pero tiene a sus padres, puede disponer libremente de la mitad del patrimonio, en tanto que antes sólo disponía de la tercera parte.
  • También se establecen las pautas en función de las cuales un heredero puede adquirir bienes de la sucesión, a través de la figura de la licitación.
  • Al permitirse diferentes regímenes matrimoniales, y al dar la posibilidad de los convenios de convivencia, el Código genera distintas alternativas para el manejo del patrimonio en la pareja, tanto mientras ambos viven, como después del fallecimiento de alguno de ellos.

 

Por otro lado, cada vez con mayor asiduidad se ofrecen cursos y diplomaturas de Planificación Sucesoria.

Diversos profesionales (en especial, abogados y escribanos) incluyen la Planificación Sucesoria entre los servicios que ofrecen a sus clientes.

Todo ello nos lleva a un cuadro de expansión de la práctica, que seguramente se habrá de multiplicar en los próximos años.

Los cuatro pilares 

Identificamos cuatro pilares fundamentales de la Planificación Sucesoria, que abarcan las motivaciones disímiles de las personas, a cada edad y en cada circunstancia de la vida, para planificar:

  • La protección
  • La armonía
  • La proyección
  • La trascendencia

Los analizaremos por separado:

La protección 

Significa arbitrar los medios necesarios para que:

  • Los seres queridos no sufran un deterioro en sus condiciones materiales de vida como consecuencia de la desaparición de su proveedor de ingresos.
  • El patrimonio no se vea afectado por un impacto impositivo derivado del fallecimiento del titular.
  • En caso de que el heredante tenga una larga sobrevida sin generar ingresos, que esto no produzca una alteración en su calidad de vida y en la de su familia.

 

La armonía

Consiste en adoptar medidas tendientes a:

  • Evitar conflictos entre miembros de la familia.
  • Definir los principios éticos del heredante, que, en general, se basan en:
    • Mantener la igualdad entre los hijos.
    • Propender a la equidad, tendiendo a compensar situaciones de diferencia.
    • Premiar el mayor esfuerzo de algunas personas.
    • Compensar por la presencia y asistencia recibida de algunos hijos u otros seres queridos, en especial en la vejez o durante una enfermedad.
    • Compensar a quien haya sido afectado por los condicionamientos de la vida (por ejemplo, un hijo que padece una enfermedad incapacitante, o algún ser querido que tuvo una mala experiencia matrimonial y, por lo tanto, tiene una vida poco feliz, aunque tenga los recursos económicos para sustentarse).
  • Dar a cada uno lo que le corresponda sobre la base de los principios éticos del heredante.
  • Tratar de armonizar tales principios del heredante con lo que puede ser aceptado por los herederos, lo que ayudará a evitar un mal recuerdo en el marco de los afectos. En otras palabras, intentar soluciones por consenso.

 

 

La proyección 

Entre los valores más apreciados de una persona se encuentra lograr que sus propios proyectos puedan seguir adelante.

En el caso de las empresas esto ocurre cuando algún individuo se plantea cómo conseguir que se continúe más allá de su esfuerzo personal, tratando de evitar con ello que la organización padezca el impacto de la falta de su aporte personal.

En esos escenarios, el empresario se está planteando su propio exiting, o sea, la estrategia para la salida personal de la empresa y la búsqueda de personas comprometidas para poder llevarla adelante.

Pero también está comprendido el riesgo de no poder retirarse: de que, por alguna contingencia, una persona no pueda seguir adelante con su empresa o con sus proyectos.

“Empezar con el fin en la mente” es un sano principio que implica poder prever las contingencias, e imaginar la manera de resolverlas.

La trascendencia

Sea a través de actos filantrópicos, o de la consolidación de ciertos proyectos personales, lo cierto es que satisfacer las necesidades de trascendencia significa responder de la manera más efectiva posible a algunos de los valores más importantes de los seres humanos.

Trascender significa, por ejemplo, que el propio nombre bautice un proyecto, o que el esfuerzo del presente rinda sus frutos en el futuro lejano (por ejemplo, al garantizarse la educación de los nietos o de los bisnietos).

Muchas veces, quienes se focalizan en el pilar de la trascendencia, ya tienen íntegramente resuelto el pilar de la protección.

 

 

CONCLUSIONES

Uno de los grandes desafíos de Pensar la Herencia fue lograr que el libro no se quedara solamente en un aporte intelectual, sino que sirviera para la acción.

Recorrimos desde entonces un largo camino, que, día a día, concita la atención de más personas, dispuestas a tomar acción en función de cuestiones realmente importantes: la protección del patrimonio y de los afectos.

Si quiere conocer o  profundizar en el tema, consulte: Manual de Planificación Patrimonial y Sucesoria para Asesores de Seguros de Vida, Leonardo J. Glikin, Aretea Ediciones, 2016

 

 

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Educarse en empresas familiares

 

Las estadísticas dicen que sólo el 15 % de las empresas familiares pasan exitosamente de primera a segunda generación, y apenas el 6 % se mantienen en tercera generación.

¿Son ciertas? Seguramente, ciertas pero desactualizadas, gracias al valor estratégico de la educación y la consultoría para preservar las empresas familiares a lo largo de las generaciones.

 Hace muchos años, cuando todavía la educación en empresas familiares no estaba tan difundida, un empresario me dijo: – quiero favorecer a mi yerno, que es un pibe bárbaro. Voy a comprar un negocio para que él lo maneje y sea mi socio –.

No parecía muy interesado en mi opinión al respecto, pero igual le dije: – tenés dos hijas y un hijo…cuál es tu plan de apoyo a los otros parientes políticos? –

  • Mi hija del medio no tiene novio, y, la verdad, a la novia de mi hijo mucho no me la banco. –  

La historia siguió como Uds. se imaginan: el empresario compró el negocio, al poco tiempo tuvo una fuerte pelea con su hijo (porque pretendía que su novia entrara a trabajar en la empresa) y, años después, el conflicto fue con su hija del medio, que se había puesto de novia con un simpático rockero, también necesitado de un buen trabajo.

Probablemente estas situaciones no volverían a ocurrir en el presente, con el grado de conciencia actual respecto de los riesgos que corre la familia empresaria por decisiones que se adoptan con las mejores intenciones, pero que generan inequidad.

Esa conciencia es fruto de la difusión de la temática de las empresas familiares, y de los procesos de educación de sus integrantes, a través de diversos programas que se desarrollan en universidades y en cámaras empresarias.

Nuestra experiencia abarca charlas de concientización en la comunidad Vistage y el Programa de Empresas Familiares en la Universidad Torcuato Di Tella.

En ambos casos, la exposición de casos y el análisis de situaciones que atraviesan las familias a lo largo de su historia ayudan a otros integrantes de familias empresarias a no cometer los mismos errores, y a adoptar las mejores prácticas para el desarrollo de la empresa y el bienestar familiar.

Ocurre que la empresa y la familia son dos organizaciones que tienen componentes diferentes (no todos los que están en la empresa son familiares, y no todos los familiares están en la empresa) y también tienen finalidades diferentes: la empresa tiene una finalidad de éxito y lucro, en tanto que la familia tiene como propósito el bienestar de sus integrantes y su desarrollo personal.

 

 

Nuestro programa en la Universidad Torcuato Di Tella busca satisfacer los siguientes objetivos:

  • Identificar los elementos distintivos de las empresas de familia y de las familias empresarias.

Probablemente, este punto arroje luz a cada uno de los participantes, en función de su propia experiencia y el intercambio con otros empresarios o hijos de empresarios.

  • Conocer las distintas etapas de la empresa de familia, a fin de hacer los aportes organizativos propios de cada etapa.

Para el éxito de la empresa, es necesario identificar con la mayor claridad posible en qué etapa de desarrollo se encuentra, de la misma manera que, en la sociedad, no tratamos de igual manera a un niño, a un adolescente y a un adulto, quienes tienen diferentes necesidades y expectativas, diferentes metas y distintas maneras de lograrlas.

  • Formular un modelo sustentable de consolidación y traspaso generacional

Pensemos que la empresa de familia tiene como finalidad principalísima su continuidad. Desde esa perspectiva, poder diseñar el modelo en función del cual pasará de una generación a otra resulta clave para adoptar medidas coherentes, que ayuden a la comprensión y unidad familiar.

  • Nutrirse de las mejores prácticas de otras empresas

Desde la primera versión de este Programa lo hemos encarado como un espacio interactivo, con importante participación de los asistentes, a fin de poner de manifiesto sus propias experiencias e ideas, lo que ayuda a una mejor comprensión de cada tema, al ligarlo con las propias vivencias y las de otras familias empresarias.

  • Comprender el marco legal, para poder utilizar los instrumentos más adecuados.

Actualmente tenemos a disposición el nuevo Código Civil y Comercial, para forjar soluciones sustentables en el largo plazo. Sin embargo, tomemos en cuenta que el modelo que naturalmente protege el Código no es el mejor para muchas empresas familiares, y que, por lo tanto, hay que conocer profundamente el sistema legal para determinar con claridad cómo llegar a los objetivos.

 


Programa de Estudios

 

Módulo 1: EMPRESA Y FAMILIA, MODELO PARA ARMAR

El modelo de los tres conjuntos: familia, gestión empresarial y propiedad.

Tipos de empresas de familia y su viabilidad presente y futura. El Grupo empresario-familiar.

Etapas de desarrollo generacional: el fundador, coexistencia con segunda generación, sociedad de hermanos, consorcio de primos.

Planificación del traspaso generacional en la empresa de familia y en la familia empresaria. 

 

Módulo 2: EL SALTO DEL DUEÑO

Qué significa profesionalizar una empresa de familia.

El proceso, paso a paso.

Barreras y resistencias, y cómo superarlas.

Las dimensiones de la Estrategia, las Personas, los Procesos y la Información.

 

Módulo 3: HERMANOS Y HERMANAS EN LA EMPRESA DE FAMILIA

Aspectos psicológicos y sociológicos involucrados.

El orden de los nacimientos, y su impacto en la empresa.

Herederos y sucesores en la empresa de familia.

Herman@ que dirige, que acompaña, que se opone, que está ausente.

Hermanos y hermanas…políticos. 

 

Módulo 4: TRABAJAR EN (Y CON) LA EMPRESA DE FAMILIA

Pautas para el ingreso, la permanencia y el egreso de miembros de la familia.

Las pasantías en la empresa.

El plan de carrera. Las pautas de retribución.

La responsabilidad social familiar: soluciones para un familiar desocupado.

Los otros roles de los familiares: consultores externos, proveedores, etc…

 

Módulo 5: DIRIGIR Y GERENCIAR

Conceptos de gobernancia, dirección y gerenciamiento.

Mecanismos de control.

El organigrama y las descripciones de funciones, objetivos y responsabilidades.

Gerentes y directores no familiares.

Directorio, Comité de Dirección y Consejo de Familia. 

 

Módulo 6: INSTRUMENTOS PARA EL ENCUADRE LEGAL

Los acuerdos societarios para la consolidación y la continuidad: su valor legal.

El protocolo empresario-familiar: ¿cuándo, cómo, para qué?

El convenio de continuidad empresaria.

Fideicomisos de protección empresaria y familiar.

La sindicación de acciones.

Otros pactos societarios.

 

Módulo 7: PREVENIR Y RESOLVER CONFLICTOS

Los conflictos: sus orígenes y desencadenantes.

Los temas clave: la retribución, el plan de carrera, la toma de decisiones, las incumbencias, el manejo del dinero.

Mecanismos de prevención y resolución.

La Planificación como método para evitar conflictos.

 

Módulo 8: EL ARTE DE DEJAR LA EMPRESA SIN DEJAR LA VIDA

¿Es posible retirarse de la empresa de familia?

La definición del retiro a medida de cada uno, y cómo lograrlo.

Valuar la empresa: el valor consensuado, la valuación activa. Aplicaciones.

Vender la empresa o la participación societaria.

La donación y otros modos de transferir la propiedad. 

 

Metodología

Exposición con referencia constante a casos prácticos, y taller dinámico para el debate de situaciones propuestas por los participantes, a fin de aplicar los conocimientos teóricos y encontrar soluciones útiles.  

 

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Crisis y conflicto en la empresa familiar

 

Expectativas que no se cumplen; decisiones que no se comparten; miradas diferentes respecto del futuro, desatan conflictos entre quienes dirigen la empresa, o entre los miembros de la familia empresaria. Cómo actuar, antes de que la sangre llegue al río.

Son muchas las empresas que, pese a una inflación del 50 % anual, están facturando lo mismo a valores nominales, en pesos,  que hace un año. Otras, ni siquiera lo logran.

En muchos casos esta realidad es devastadora respecto de la rentabilidad actual, y llega a afectar, incluso, la sustentabilidad presente y futura de la empresa.

¿Qué pasa con las relaciones personales, en el marco de la crisis?

Distintos niveles de compromiso con el presente y el futuro de la empresa; diferentes actitudes frente al riesgo; miradas divergentes respecto de las causas y las consecuencias de  la realidad, desatan conflictos que, en algunos casos, incluso ponen en tela de juicio la continuidad de la empresa, y, en otros casos,  la posibilidad de seguir juntos, en una convivencia forzada de personalidades y modos de pensar diferentes.

Quiérase o no, la crisis afecta el humor y la paciencia de las personas, y, por lo tanto, todos quedan más expuestos a un choque personal que cuando las cosas fluyen normalmente.

Estos son los momentos en que la templanza y el sentido común pueden resultar la llave para evitar males mayores, y, probablemente, para encontrar la salida al laberinto.

 


¿Cómo enfrentar los conflictos?

En la compleja trama de relaciones entre familia y empresa,  los conflictos suelen tener orígenes en común, que Dennis Jaffe, autor de Trabajar con los seres queridos (El Ateneo, 1995) expone de la siguiente manera:

1.- Violación del sentido de equidad o justicia

Toda la gente crece y se desarrolla con un sentido de lo que es equitativo, de lo que debe esperarse de la familia y de la empresa. Presunciones tales como “todos los niños deben ser tratados con equidad” son artículos de fe, pero frecuentemente se los interpreta con criterios diferentes. Sin embargo, un trato igual, especialmente en la esfera de los negocios, se convierte en un problema debido a la diversidad de aptitudes, actividades y circunstancias existentes.

El autor sostiene que “lo que es justo y equitativo depende del trato que uno recibe cuando se siente lastimado”.

 

 

2.- Falta de reconocimiento

Explica Jaffe que este problema surge en una empresa familiar cuando una persona siente que su aporte, su capacidad o su talento pasan inadvertidos para los demás, especialmente los padres, que pueden criticar o ignorar sus logros.

3.- Sentimiento de impotencia

Este sentimiento, estrechamente relacionado con la sensación de no ser apreciado, surge cuando la persona siente que no tiene ninguna repercusión sobre los otros miembros de la familia, quienes no escuchan, o no tienen en cuenta, sus consejos, sus ideas y opiniones.

4.- Confusión de los roles empresariales y familiares

Los miembros de la familia hablan unos con otros sin tener plena conciencia del rol que representan, y generan, por lo tanto, una confusión entre los cargos y funciones empresariales y el papel que a cada cual le toca jugar en el ámbito familiar. 


Planificar para evitar y resolver conflictos

 


Planificar consiste en diseñar el futuro deseado y los caminos efectivos para lograrlo, tal como sostiene Herny Mintzberg, en “Ascenso y caída de la planificación estratégica», The Free Press, NY, 1994.

La planificación es un proceso, es decir, un conjunto de acontecimientos articulados entre sí, que ocurren a lo largo de un tiempo determinado. No es un evento que sucede en un momento único; se parece más a una película que a una fotografía.

El proceso de planificación comprende:

  • Identificación del área donde se ha de planificar (planificación estratégica, planificación financiera, planificación urbanística, planificación escolar, planificación sucesoria, etc).
  • Diagnóstico de la realidad actual en esa área.
  • Identificación y análisis de las causas que llevan a la realidad en análisis.
  • Prospección, o sea, descripción de escenarios futuros, y su probabilidad de ocurrencia.
  • Análisis de las consecuencias de la conformación de esos escenarios futuros.
  • Identificación de los caminos para modificar la realidad, en el sentido deseado.
  • Implementación de las medidas seleccionadas.
  • Control de los resultados, y, cuando ello es posible, adaptación del plan a la realidad observada.

La planificación puede ser un método muy útil para prevenir y resolver conflictos.

En particular, cuando esos conflictos tienen su origen en una realidad económico-social que no podemos modificar en forma individual.

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>>> Para profundizar en el tema ver La planificación sucesoria en la prevención y resolución de conflictos en  empresa y familia, capítulo de Leonardo Glikin en “Negociación, Mediación y Arbitraje en la empresa familiar”, dirigido por Eduardo Favier Dubois, colección IADEF, editorial Ad-hoc, 2012. 

 

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Proyecto de reformas al código civil y comercial. El protocolo familiar en la ley argentina

                                                                                            

En noviembre de 2018, una Comisión designada por el Ministerio de Justicia de la Nación presentó un proyecto de reformas al Código Civil y Comercial en el que se incluye expresamente la definición y práctica del Protocolo Empresario-Familiar. Independientemente de la suerte del Proyecto, este es un hito significativo en la historia del Protocolo y de las empresas de familia.

 No lo grite, no lo cante, no se abrace”, era la inolvidable advertencia de un conocido relator de fútbol, cuando una jugada de gol no se había concretado.

Iguales palabras debemos usar respecto del proyecto de reforma del Código Civil y Comercial, propuesto por una comisión que fue formada en marzo de 2018 por el Ministerio de Justicia de la Nación, y que ha presentado sus conclusiones en noviembre de 2018.

El proyecto de reformas abarca diversos aspectos significativos del Código que entró en vigencia en 2015, en la mayor parte de los casos con la finalidad de aclarar conceptos, para generar mayor certeza jurídica, o para profundizar tendencias que no habían sido convenientemente desarrolladas, como es el caso de la consolidación y traspaso generacional en las empresas de familia.

En este artículo nos concentraremos en la reforma al artículo 1010, el más significativo en materia de continuidad de las empresas familiares, y en el art. 2461, que resulta un complemento imprescindible a fin de corporizar en la práctica los derechos contemplados.

Decíamos en 2015, al comentar el impacto del  Código Civil y Comercial en las empresas familiares: [1]

El Código Civil y Comercial ha sido elaborado por juristas, magistrados y abogados que  pusieron énfasis en aumentar la libertad individual, la igualdad, el valor social de la propiedad y reducir la litigiosidad, objetivos loables que campean en el nuevo texto legal.

Sin embargo, conspira contra esos objetivos que, en muchos casos,  las fuentes de inspiración de las normas no se encuentran en la realidad cotidiana, sino en los expedientes judiciales.

Un ejemplo de esta afirmación es  el llamado (y ya famoso) “divorcio express”, que es, en realidad, un divorcio “no exprese”: no exprese la causa del fracaso matrimonial, no exprese su dolor, no exprese su frustración. 

 

 

Probablemente, el nuevo régimen ayudará a combatir el flagelo de la violencia doméstica, pero no evitará, por sí mismo, la violencia familiar, si no se construyen espacios para que las personas puedan tramitar el duelo por la finalización de la relación de pareja, y canalizar sus reclamos personales y morales de una manera adecuada y con apoyo institucional.

En el ámbito específico de la empresa de familia, el Código brinda muchas herramientas que dan respuesta a los casos litigiosos más habituales, pero no brinda suficientes recursos para el crecimiento y la consolidación de aquellas empresas familiares en las que prima el amor, la comprensión, y el deseo compartido de evitar conflictos.

Nos toca a nosotros, como operadores del Derecho y de las relaciones entre la empresa y la familia, reflexionar profundamente sobre el alcance de los cambios, para ayudar a su mejor aprovechamiento, que, necesariamente, incluye una labor transdisciplinaria en pos de empresas exitosas y familias felices.

La reforma propuesta al art. 1010 y al art. 2461 del Código Civil y Comercial constituyen un avance contundente hacia la consolidación de la defensa de las empresas familiares.

Para ello, la propuesta de reforma introduce, por primera vez en la legislación latinoamericana, el Protocolo Familiar.

Y lo define como “un acuerdo de voluntades, o conjunto de acuerdos, que los titulares de una explotación productiva familiar celebran entre sí o con terceros con los que guardan vínculos familiares, que puede tener por objeto establecer:

  • un código de conducta
  • un modelo de comunicación y consenso en la toma de decisiones,

con la finalidad de gestionar de materia unitaria y preservar a  largo plazo

  • la organización corporativa
  • las relaciones profesionales y económicas entre la familia y la explotación productiva.

 

 

¿Qué puede incluir el protocolo?

El protocolo puede incluir disposiciones referidas a futuros derechos hereditarios y establecer compensaciones en favor de otros herederos (por ejemplo, los que no van a participar en el negocio, sea porque no hay una vocación por parte del heredero, o le falta formación, o porque, al ser un pariente político, su presencia puede poner en riesgo la continuidad de la empresa en el seno de la familia consanguínea.

Así, por ejemplo, a través del protocolo se puede disponer que los futuros titulares de la empresa sólo pueden ser miembros de la familia consanguínea, y que, si un cónyuge resultara heredero, tendrá la obligación de vender sus derechos hereditarios a los parientes consanguíneos sobrevivientes.

A su vez, esta clase de acuerdos pueden ser sustentados financieramente a través de un seguro de vida (llamado “seguro de continuidad empresaria”).

Es significativo destacar la pauta de interpretación contenida en el art. 1010 quater:

“en la interpretación de las cláusulas del protocolo los jueces privilegiarán el interés en la continuidad de la explotación productiva familiar”.

Esto significa que, frente a la tensión entre un derecho individual de un heredero, y la posibilidad de continuación de la empresa, los jueces deben resolver la situación dilemática en beneficio de ésta.

 

 

Un cambio copernicano: el nuevo art. 2461

Todo lo propuesto para la reforma del artículo 1010 tiene una manifestación práctica trascendente en el nuevo artículo 2461, que establece que, si se realiza una donación, aquellos futuros herederos que hubieran prestado su consentimiento no pueden cuestionarla en el futuro, lo cual implica receptar en la práctica el principio de buena fe, la trascendencia de los actos propios, y dar seguridad jurídica, por ejemplo, a aquellos herederos que toman la responsabilidad de hacerse cargo de una empresa, y la hacen crecer, incluso en la vida del donante.

De esta manera, se evitarán los cuestionamientos oportunistas de quienes, en su momento, se consideraron satisfechos con una determinada distribución del patrimonio, y luego, al ver crecer las empresas que recibieron sus hermanos (muchas veces, por el propio esfuerzo de ellos) pretenden desconocer la distribución realizada por los padres.

Conclusiones:

Pese a que, en general, no es deseable que un Código Civil y Comercial sufra reformas permanentes  o muy próximas en el tiempo, dado que ello atenta contra la seguridad jurídica, en este caso  el  texto propuesto  brinda aclaraciones y soluciones de trascendental importancia en el campo de la empresa familiar.

[1] Impactos del Nuevo Código Civil y Comercial en las empresas familiares, una visión general, por Leonardo J. Glikin, en el libro colectivo dirigido por Eduardo Favier Dubois, “La empresa familiar en el Código Civil y Comercial”, editorial Ad-hoc, 2015.

 

 

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