Temas de Empresa & Familia

La igualdad dinámica

 

Estamos viviendo tiempos de cambio en la relación entre hombres y mujeres, y esto lleva a la necesidad de una profunda reflexión en las empresas de familia.

Aquí ofrecemos un caso desarrollado en “Iguales y Diferentes, los espacios de la mujer en la empresa de familia”. 

Padres decididos a la igualdad

Ricardo fundó hace cuarenta años lo que hoy es una exitosa cadena de negocios minoristas.

A medida que sus dos hijos, Ariel y Marcela, terminaron sus carreras universitarias, se incorporaron a la empresa. Siempre trabajaron codo a codo y fueron, en gran parte, el motor del crecimiento: pasaron de tener un solo local alquilado a poseer seis locales propios y la posibilidad de establecer una franquicia.

Próximo a cumplir sus 40 años, y ya a cargo de la gerencia general, Ariel se ha planteado que le parece injusto que haya tan poca diferencia entre sus ingresos totales y los de su hermana, dado que Ariel se desempeña full time en la empresa y es a quien se llama cuando hay una emergencia de cualquier tipo. Marcela, por su parte, está criando a su pequeño hijo y, hace tres meses, anunció un nuevo embarazo.

 

 

– Hay momentos en los que siento que mayormente estoy trabajando para mi hermana –dice Ariel–. Me gustaría que me reconozcan mi mayor participación. Se me ocurre que, quizás, me podrían dar una porción mayor de acciones…

Marcela reconoce que su hermano trabaja mucho más que ella, pero aclara: – Yo no podría mantener mi nivel de vida con menos de lo que gano. Y yo soy tan hija (y, por lo tanto, heredera) como mi hermano. – .

El padre de ambos ha tomado cartas en el asunto, porque advierte la disconformidad de Ariel y la incomodidad de Marcela. Por lo tanto, Ricardo convocó a su ex esposa, madre de sus hijos y todavía accionista en la empresa, para poder llegar a una conclusión consensuada. – Yo creo, Mirta, que la manera como se resuelva este punto es muy importante, porque de esto depende la armonía en la relación familiar y cómo van a llevarse los chicos en el futuro –le espetó Ricardo.

Ricardo y Mirta decidieron reflexionar respecto de cuál sería la mejor manera de encarar el tema, con la intención de dejar a todos conformes.

Luego de pensar en cada una de las facetas de la cuestión, llegaron a las siguientes conclusiones, que escribieron bajo la forma de un “Acuerdo de los fundadores”: Ariel y Marcela son los herederos en el negocio por partes iguales, por las siguientes razones:

– Cuando nosotros, como joven pareja, decidimos encarar este negocio, la familia fue el motor principal para tomar decisiones y esforzarse como lo hicimos.

– Si Marcela, en este momento de su vida, trabaja menos, es porque no tiene disponibilidad, pero la vemos con la misma capacidad e identificación con la empresa que tuvo siempre.

– En el largo plazo de la familia, el mayor esfuerzo de Ariel de hoy puede equilibrarse, porque su hermana tiene muchas obligaciones y responsabilidades que la hacen estar mucho tiempo fuera de la empresa en el presente, pero sabemos de su empuje y compromiso, así que esto se va a compensar en algún momento.

 

 

 

Ricardo y Mirta, luego, convocaron a sus hijos para leerles el acuerdo al que arribaron. En ese momento fue Mirta quien, al concluir la lectura, añadió: – Y si los tantos no se equilibran en esta generación, se equilibrarán en la próxima. Porque lo que estamos pensando es en un sistema que resulte sustentable a lo largo del tiempo. – Exactamente –complementó Ricardo–. Y este es el otro punto fundamental, pues queremos una empresa que sea de los dos linajes familiares: tanto para los hijos y nietos de Marcela como para los de Ariel.

Definitivamente, en función de todo esto, no queremos diferenciar en cuanto a la participación de cada uno en las acciones de la sociedad.

– Sobre la base de esta filosofía –acotó inmediatamente Ricardo– tenemos que ser muy justos con lo que ambos ganan, tanto por participar en la dirección de la empresa, como por trabajar en el día a día.

– En cuanto a la dirección –Mirta se apresuró a comentar– no hay ningún impedimento para que Marcela participe en todas las reuniones necesarias, para que, así, reflexione acerca de la empresa, tome decisiones junto con su padre y su hermano, etcétera. La gran diferencia se centra en el trabajo cotidiano, porque en ese ámbito, realmente, la prestación de Ariel es mayor que la de su hermana.

Los puntos de este acuerdo sirvieron para:

– Establecer un sueldo de mercado, tanto para Ariel como para Marcela.

– En la medida en que el sueldo no le resultaba suficiente a Marcela, se habilitó un honorario por actuar en el directorio, lo que hasta ese momento no estaba reconocido. – Dado que, incluso con el mentado honorario, Marcela seguía sin reunir la cantidad de dinero mensual que retiraba hasta entonces, se habilitó un nuevo concepto, vale decir, “Retiro a cuenta de dividendos”.

– Por su parte, este cambio permitió reconocer para Ariel un sueldo como gerente general, que le resultó satisfactorio.

– Al mismo tiempo, a Ariel le quedó claro, finalmente, que la diferenciación debía realizarse en factores financieros (como el sueldo) y no en cuestiones patrimoniales, como las acciones que pudiera corresponder a cada uno, dado que quedó firmemente establecido que la filosofía de sus padres consistía en conservar la igualdad entre los linajes familiares.

 

 

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