Temas de Empresa & Familia

MATRIMONIO Y PATRIMONIO: ¿quién le pone el cascabel al gato?

 

Del “contigo, pan y cebolla”, a la posibilidad de plantearse adultamente cuál es el régimen que mejor protege los intereses de cada contrayente, y de sus familias de origen. No sólo hay que saber qué puede elegir cada uno, sino también cómo plantearlo.

 


Desde agosto de 2015, toda persona que se casa tiene derecho a elegir el régimen de bienes en el  matrimonio, lo cual significa optar entre dos alternativas:   o sujetarse a la tradicional “comunidad de bienes” (lo que comúnmente se denomina “sociedad conyugal”) u optar por un régimen de “separación de bienes”, por el cual, después del matrimonio, los bienes que cada uno adquiera van a seguir siendo propios, y no tendrán que dividirse al finalizar el matrimonio.

A su vez, como el régimen de bienes puede cambiar una vez por año, todos aquellos que se encontraban casados cuando entró a regir el nuevo Código Civil y Comercial tienen derecho, a partir de agosto de 2016, a dejar de lado el régimen de comunidad de bienes (que era el único existente con el viejo Código) y optar por un régimen de separación de bienes.

Las diferencias entre un régimen y otro son significativas, especialmente para quienes inician el matrimonio con una diferencia patrimonial importante respecto de su cónyuge, porque en el régimen de comunidad de bienes, las rentas, u otros beneficios que produzcan los bienes propios, se convierten en gananciales, en tanto que, en el régimen de separación de bienes, siguen siendo propios.

Por lo tanto, los bienes que alguien adquiere con los intereses de su capital, o con los dividendos de su empresa, o con la venta de la cosecha de sus campos, siguen siendo propios si se casa con un acuerdo de separación de bienes, pero pasan a ser gananciales si se casa por el régimen de comunidad.

Pese a la notoria diferencia entre un régimen y otro, son pocas las parejas que, hasta ahora, han elegido el régimen de separación de bienes. ¿Por qué?

Ocurre que, todavía no se ha producido un cambio cultural, que permita conversar estos temas con naturalidad dentro de la pareja. La idea de “contigo pan y cebolla”, el estado de enamoramiento como justificativo para no hablar de temas materiales, hace que, muchas veces, la discusión respecto del régimen de bienes se postergue…hasta que cada vez resulta más difícil plantearla.

Como no existe una huella en la generación de los padres, o – en el caso de las personas que se casan por segunda o tercera vez –  es la primera oportunidad en la que podrían optar por la separación de bienes, introducir el tema, y tratarlo adultamente, no resulta fácil.

Paradójicamente, visto desde la persona con más patrimonio dentro de la pareja, la negativa del otro a tratar el tema podría llevar a preguntarse si no se está casando por codicia, o sobre la base de una especulación que, justamente, debería llevar a prender todas las alarmas.

Sin duda, se trata de una conversación difícil. Y, muchas veces, la única manera de afrontarla es con la guía y la experiencia de expertos, capaces de ayudar a los futuros cónyuges a analizar la situación patrimonial de cada uno, a proyectar las respectivas expectativas a futuro, y, sobre esa base, encontrar las herramientas más adecuadas para que el matrimonio no signifique exponer el patrimonio como si fuera una apuesta a ciegas.

Extraído de «Matrimonio y Patrimonio», Emecé, 1999

Una lista de asuntos para examinar.

La pareja que está dispuesta a tomar precauciones debe detenerse a contemplar determinadas cuestiones básicas, que están contenidas en el siguiente listado:

  • ¿Cuál es el grado de independencia económica de cada uno, respecto de las familias de origen?
  • ¿Alguno de los miembros de la pareja forma parte de una empresa de familia?
  • ¿Qué lugar ocupa el otro en relación a esa empresa?
  • ¿Tienen hijos en común?
  • ¿Piensan tener hijos?
  • ¿Tienen que afrontar cargas económicas para sostener a sus padres?
  • ¿Tienen cargas por hijos (por ej, cuotas alimentarias) de un matrimonio anterior?
  • ¿Alguno recibe aportes de un ex cónyuge por hijos de un matrimonio anterior?
  • ¿Cómo es la participación de cada uno en los negocios del otro?
  • ¿Trabajan juntos o planean hacerlo en el futuro?
  • ¿Quién es el titular de la vivienda?
  • ¿Cuál es el aporte de cada uno, anterior al matrimonio?
  • ¿Cuáles son las deudas propias que registra cada uno?
  • ¿Hay deudas de la pareja?
  • ¿Han prestado u otorgado fianzas, avales o garantías?

Ya sea que dos personas se casen legalmente, que convivan sin casarse o que, aun sin convivir, adquieran determinados bienes en común, lo cierto es que entre el amor y el patrimonio hay vínculos visibles e invisibles, muy particulares, de los cuales, en general, poco se habla.

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EL LIBRO DE LA EMPRESA: un modo de consolidar a la familia empresaria

 

Después de muchos años de lucha, la empresa se ha consolidado en manos de la segunda generación. Buen momento para mirar para atrás y reconocer la historia, fuente de inspiración y legado para los que seguirán el camino.

 


¿Cuánto significa para la sociedad que una empresa trascienda en el tiempo, a través de las generaciones?

¿Cuánto significa, en términos de reconocimiento, para quienes algún día comenzaron, quizás porque tenían una buena idea, o algún contrato que cumplir, o simplemente no tenían otra alternativa?

¿Cuánto significa ese testimonio para las nuevas generaciones, en términos de huellas a continuar?

Todos esos significados se pueden organizar, y contener, en el libro de la empresa

¿Para qué sirve?

  • Para conmemorar, tanto los acontecimientos vividos como a sus protagonistas.
  • Para recordar, ya que el libro resumirá las mejores acciones del negocio, el contexto en el que fue fundado y se desarrolló, cómo era el mercado.
  • Para liderar, lo que significa dejar constancia de lo que se ha conseguido hasta ahora y cómo se ha de trabajar para conseguir nuevos éxitos.
  • Para inspirar, porque recopilar las acciones del pasado en su contexto ayudará a los participantes de esta época a comprender cómo se relaciona la empresa y su entorno; y puede inspirar nuevas acciones en base a los éxitos o las oportunidades de mejora.
  • Para la integración de la familia empresaria, porque el proceso de crear el libro de la empresa es la excusa para un diálogo profundo entre generaciones, y para la participación activa de quienes forman parte de la familia empresaria.

A quiénes sirve el Libro de la Empresa

El Libro de la Empresa puede ser presentado en un aniversario significativo, y, seguramente, habrá de brindar muchas satisfacciones, tanto hacia el interior de la empresa, como hacia el exterior.

Muchos trabajadores, actuales o futuros pueden recurrir a este libro en busca de inspiración, aprendizaje o consulta.

El libro ayudará a los directivos y representantes comerciales a nutrirse de casos de éxito, y anécdotas que conforman la cultura de la empresa.

Para los clientes, significa un refuerzo de confianza en el prestigio, los valores y la trayectoria de la empresa.

Los nuevos empleados se fidelizan más rápida e intensamente, al poder diferenciar a la empresa, con su historia, sus pasiones, sus éxitos, de cualquier otra alternativa laboral.

A la familia empresaria, porque el Libro constituye un resumen del esfuerzo y los éxitos de generaciones.

¿Qué puede contener el Libro de Empresa? 

Los contenidos posibles son variados, entre ellos, podemos destacar:

  • Entrevistas: al fundador, a los continuadores, a la familia, a los empleados más significativos.
  • Relato, de la trayectoria de la empresa
  • El contexto histórico, narrando las circunstancias de la fundación y el desarrollo de la empresa.
  • El entorno regional, describiendo las condiciones de la zona en la que la empresa se ha desarrollado.
  • La descripción de los valores empresariales, y cómo se han mantenido a lo largo del tiempo.
  • Los hitos destacados,  que pueden plasmarse en una línea de tiempo.
  • Las ramas del negocio, quiénes las desarrollan actualmente, y cuál es su historia.
  • Colaboraciones con otras empresas o instituciones, que, muchas veces, marcan un estilo de desarrollo empresarial, y fortalecen el propio prestigio.
  • Eventos celebrados, por ejemplo, para conmemorar algún aniversario.
  • La familia empresaria, y su proyección futura.
  • Equipo actual, su presente y el futuro que se espera de cada uno.
  • Retos y desafíos

No hay dos libros de empresas iguales. Ni en la forma, ni en los contenidos porque cada recorrido es único y, consecuentemente, el legado también. Esa unicidad se hace eterna al ser compartida, y, el Libro de la Empresa, no sólo lo permite, sino que valoriza el momento en el que la historia propia se vuelve un punto de encuentro para seguir creyendo y creando, creciendo a través del tiempo.

Es una oportunidad para poner en juego la creatividad, la pasión y el amor por un proyecto que comenzó como una semilla, se fue consolidando, y hoy tiene más futuro que pasado. 

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