Temas de Empresa & Familia

Diferencias entre herencia y legado

 Renato Bernhoeft

Fundador y presidente de höft Consultoría Societaria
Miembro de FBCGi – The Family Business
Consulting Group International en América Latina.
Miembro de F.B.N. – Family Business Network
renato@hoft.com
www.hoft.com

 

                                                                                                                                             

El aumento del número de fortunas por todo el mundo, se debe a varios factores, inclusive a la alta liquidez de la economía mundial, que provoca entre sus efectos más visibles, la proliferación de la oferta de productos y servicios para la administración patrimonial. Y entre las economías emergentes, América Latina es, a cada día, un mercado prometedor para la oferta y aceptación de estos servicios.  Inclusive, con muchas de estas instituciones o personas físicas ofreciendo adicionalmente, la dirección de procesos sucesorios, intermediación de negocios,  apertura de capital, etc. Todos ellos con un foco muy claro en el gerenciamiento de patrimonios y agregado de valor financiero. Y aunque esta sea una actividad relevante,  ha sido tratada con un sesgo que prioriza exclusivamente, sólo las formas de asegurar que el patrimonio construido por muchos fundadores con gran esfuerzo y dedicación, no se pierda en las manos de las próximas generaciones.

Pero, basados en nuestra experiencia, con más de tres décadas de involucración y contribución profesional en procesos sucesorios, tanto en Brasil como en algunos países de América Latina, el  tratamiento puro de las cuestiones patrimoniales, desvinculado de una cuidadosa preparación de los herederos en relación al legado que irán a recibir – tanto en la perspectiva individual como familiar -, torna este proceso incompleto.

 

 

La misma dificultad que muchos herederos presentan para administrar el patrimonio material que heredan, se manifiesta también en el manejo de sus raíces, orígenes, historia y relaciones. Esto pasa tanto en el ámbito personal, como familiar y en este conjunto, merecen destacarse especialmente,  las dificultades que las nuevas generaciones encuentran en su relacionamiento con figuras de fundadores carismáticos, que simbolizan éxito y determinación.      

Por lo tanto, el abordaje de la cuestión sucesoria sólo en la perspectiva patrimonial, es demasiado simplista dentro de un proceso, que más allá de muy  complejo, es también delicado.

Las historias de innumerables dinastías, hoy accesibles en la literatura, el cine, teatro y otras diferentes manifestaciones culturales, vienen demostrando cuán alta es la exigencia de que todo este proceso sea tratado con cuidado, respeto y profesionalismo.

Las investigaciones mundiales, realizadas en el universo de las empresas familiares, comprueban que el 65% de las mismas, desaparecieron debido a dificultades que la familia encuentra, en el trato y en las relaciones con el legado que simbolizaba el patrimonio heredado.  En América Latina este índice  resulta mayor, aproximándose al 70%, teniendo en cuenta nuestro propio modelo de origen de las empresas familiares, ya que la mayoría de ellas, surgen como resultado de determinaciones y capacidades intuitivas de inmigrantes que huyeron de guerras y adversidades. O sea, muchos de ellos imaginaban que al fundar una empresa estaban estableciendo un futuro tranquilo para sus descendientes. Y con sus  características culturales, propias, esta situación ha ocurrido, tanto con europeos como en asiáticos, que vinieron aquí en búsqueda de “El Dorado”.

 

 

Transformar una familia “normal” en una familia empresaria, acción que será determinante para la perpetuidad del patrimonio y el legado, requiere tiempo, dedicación, humildad y capacidad de aprender. Más allá de la importante necesidad en aprender a lidiar, de forma positiva, con sus orígenes y pasado, pero ahora desde la perspectiva de su futuro.

Veamos algunos puntos importantes que no siempre son considerados en la conducción de los procesos sucesorios y preparatorios para transformarse en una familia empresaria. Existen tres tipos de alternativas y características para las empresas familiares: empresas de control familiar y gestión familiar; empresas de control familiar y gestión no familiar; empresas de control familiar y gestión mixta (ejecutivos familiares y no familiares). Y es evidente que podemos hacer todavía las mismas combinaciones considerando el control compartido con otro grupo inversor o a través de la apertura de capital.

Más allá de esta clasificación, hay también dos tipologías distintas en el origen de las empresas familiares. Ellas pueden ser uni-familiar (cuando descienden de una sola rama familiar), o multi-familiar, (cuando, desde la primera generación, los fundadores no tuvieron entre sí, un vínculo de carácter familiar)

Estas variables son muy importantes para guiar el tema. Los abordajes no pueden ser los mismos teniendo en cuenta que cada una de ellas posee historias son muy peculiares. Inclusive, en el caso de las multi-familiares,  una de las cuestiones fundamentales es conseguir una versión única de la historia. O sea, aceptada por todas las partes involucradas.

 

 

Algunos otros puntos que merecen destacarse en el camino de preparación de las nuevas generaciones para lidiar de forma positiva con el legado, más allá del rescate histórico de forma positiva y del propio orgullo de pertenecer a la familia, son:

– Formación de los herederos para que tengan una clara comprensión de su papel de accionistas o inversores, de un patrimonio que los vincula accionariamente. Sin que esto haya sido producto de cualquier conquista individual o hasta de la posibilidad de elección de los miembros que componen esta nueva sociedad de hermanos, primos o familias diferentes.

– Desarrollo de un proyecto de vida personal y profesional que permita al heredero apropiarse de sus sueños, destinos y realizaciones. Y no sólo dependa del patrimonio, expectativas y éxito de la generación anterior. O sea, pueda construir su propia biografía e historia.

– Desarrollar el sentido de una familia empresaria que se transforme en un “activo” para las empresas e inversiones, evitando mantenerse sólo como un “pasivo”, de costos elevados, que tienden a crecer en una progresión geométrica. Vale siempre recordar que las ganancias de los negocios, crecen en progresión aritmética, para un grupo cada vez más pulverizado.

 

 

Es en todo este contexto, que no basta estructurar sólo sistemas de gobierno corporativo. Tanto la familia, o familias, como también el relacionamiento societario, que emerge de esta situación, exigen foros específicos para el tratamiento de las cuestiones y conflictos que pueden surgir de forma muy natural, en un grupo tan heterogéneo como la familia, y que pueden ampliarse a cada nueva generación.

Por lo tanto, ésta es un área donde cada vez mas los tratamientos exigen profesionales y competencias complementarias. Administrar el patrimonio, las relaciones, el legado, los deseos, ambiciones y prioridades – individuales y colectivas – requiere complementariedad y visión de conjunto.

Abogados, terapeutas, gestores de patrimonio, sociólogos, historiadores, antropólogos, u otros profesionales con sensibilidad y competencias, pueden realizar un trabajo integrado, y de gran contribución para la perpetuidad de las familias y sus patrimonios.

Todo esto se aplica asimismo, en los casos en que las familias se desprenden de sus negocios de origen. Pues sus vínculos – histórico y patrimonial – permanecen a lo largo del tiempo. Pero, como en todo proceso, se exige un cuidado permanente en la preparación y educación de cada nueva generación.

Ser miembro de una familia empresaria tiene “sus más y sus menos”.

Vale recordar a cada heredero que, de la misma forma como el puede – y debe – sentirse orgulloso de pertenecer a la familia y a la sociedad, también ambas deben sentirse orgullosas de los socios y familiares que la componen.

 

 

 

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¿Cuál es el lugar de los parientes políticos?

 

Nueras y yernos tienen un protagonismo significativo en las empresas familiares. A veces, porque son socios o continuadores en el negocio familiar. En otros casos, por los esfuerzos que hace la familia consanguínea para evitar su participación

 “Sapo de otro pozo”…la cultura popular define en pocas palabras el sentimiento que tienen muchos titulares de empresas familiares respecto de sus cuñados, sus cuñadas, sus yernos y sus nueras.

Tal es así, que si preguntamos a 10 empresarios cuánto vale su empresa, probablemente no más de 3 de ellos tendrán una respuesta. En cambio, si les preguntamos si sus parientes políticos deben participar en la empresa o no, todos tendrán una opinión formada al respecto. 

Si la participación de parientes políticos era un tema complejo en el pasado, cuando las personas se casaban para toda la vida, mucho más lo es en el presente, dado que hay diferentes modelos de pareja: están quienes conviven bajo un mismo techo, quienes tienen una relación permanente y estable pero viven separados, quienes se casan legalmente, quienes se separan, quienes se divorcian y vuelven a casarse. Por lo tanto, a la dificultad natural de interactuar con la pareja de un miembro de la familia consanguínea, se agrega actualmente el riesgo de tener que interactuar con la ex pareja.

 

 

Los ámbitos de participación

Hay diversos ámbitos en los que es necesario definir la participación posible, o la interdicción total, de los parientes políticos, a saber:

  • Trabajar operativamente en la empresa.
  • Participar de la dirección de la empresa
  • Ser apoderado de la empresa
  • Ser consultor externo
  • Ser titular de participaciones societarias
  • Representar los intereses de los hijos menores en caso de fallecimiento del familiar consanguíneo.
  • Formar parte del Consejo de Familia.

Las soluciones que finalmente encuentra cada familia son diferentes.

En algunas se establece que los parientes políticos pueden trabajar y llegar hasta puestos gerenciales, pero no pueden formar parte de la dirección de la empresa.

En otras, hay una prohibición absoluta para el trabajo en la empresa, pero se acepta a los miembros de la familia política para consultorías externas.

 

 

El pariente político como heredero

La decisión de que los parientes políticos no trabajen en la empresa puede ejecutarse voluntariamente, por acuerdo entre los miembros de la familia consanguínea.

En cambio, hay una hipótesis que genera una inquietud particular: la posibilidad de que un pariente político acceda a una participación societaria, en caso de fallecimiento del consanguíneo.

En este punto, la inquietud no abarca exclusivamente a la persona del yerno, o la nuera, o los cuñados de ambos sexos, sino que la cuestión va más allá: qué pasa en el caso de que, después de enviudar, el pariente político vuelva a casarse, y a su vez sea heredado por su nuevo cónyuge.

En este punto, y más allá de las simpatías personales de cada cual por sus parientes políticos, hay unanimidad en cuanto al deseo de evitar esa circunstancia, que directamente puede poner en riesgo el carácter familiar de la empresa, ya que un tercero totalmente ajeno a la cultura familiar podría llegar a ser titular de una participación societaria, y, en función de ella, sentarse en el Directorio de la empresa.

Lo que establece la ley

La hipótesis merece mucha atención, dado que la ley establece que, aun en los casos de quienes se casan por el régimen de separación de bienes, el cónyuge hereda en la misma proporción que los hijos; en caso de no haber hijos, heredan en la misma proporción que los padres, y en caso de no estar vivos los padres, heredan la totalidad del patrimonio de la persona fallecida. Esta disposición legal se puede morigerar mediante un testamento, que permite reducir la participación del cónyuge en una tercera parte, en caso de que haya hijos, y en un 50 % en caso de que no haya hijos, a través de un testamento, un fideicomiso o una donación.

En el caso de quienes estén casado por el régimen de sociedad conyugal, y la participación societaria se hubiera adquirido durante el matrimonio (salvo por herencia, por legado o por donación) la participación societaria es ganancial, es decir que el 50 % corresponde al cónyuge obligatoriamente.

 

 

Entonces, ¿es inevitable la participación societaria?

Es inevitable que el cónyuge se convierta en titular del 50 % (en el caso de la participación societaria ganancial) o que herede al fallecido, en el caso de las participaciones societarias de origen propio, o en el caso de matrimonios en los que rige el régimen de separación de bienes.

Pero eso no significa que deba convertirse en socio, ya que, a través del protocolo familiar, un acuerdo societario y una especificación en los estatutos es posible establecer que, en caso de fallecimiento de un titular de participación societaria, ésta no va a ser recibida por su cónyuge, sino que los socios sobrevivientes tendrán el derecho de adquirir la parte correspondiente. Para evitar conflictos, se pueden establecer las pautas de valuación para la compra, y hasta se puede contratar un seguro de vida, que normalmente va a contemplar el pago del anticipo por las cuotas del pariente político.

A su vez, en muchas empresas familiares se establece que, en realidad, este apartamiento del pariente político es un beneficio para el linaje familiar, dado que se contempla que la participación societaria que se le adquiere al pariente político se entregue luego a los hijos del socio fallecido, en lugar de que beneficie a los otros socios.

De esta manera, se mantiene la participación de cada linaje familiar.

 

 

¿Cómo hacerlo?

Seguramente, si este mecanismo no está aclarado y consensuado desde antes; una vez ocurrido el fallecimiento de uno de los socios va a ser más difícil llegar a un acuerdo.

Por esa razón, se recomienda establecer los acuerdos societarios necesarios, y adoptar todas las medidas tendientes a que, en el futuro, la empresa familiar pueda seguir desarrollándose, sin que el fallecimiento de uno de los socios altere su identidad y el deseo de continuidad en la familia consanguínea.

El lugar de los parientes políticos y el protocolo familiar

Sea cual fuere el deseo de los integrantes de la familia consanguínea, respecto de la participación de los parientes políticos, es imprescindible que haya un acuerdo entre ellos, para evitar que alguno se sienta discriminado.

Ese acuerdo forma parte de lo que cada familia empresaria establece en el protocolo familiar (www.elprotocolofamiliar.com.ar), el instrumento clave para mantener las mejores relaciones en el largo plazo entre la empresa y los miembros de la familia.

 

 

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Los centennials, una generación que irrumpe en el mercado laboral

 

Se denomina centennials a quienes nacieron en el siglo XXI. Los integrantes más grandes de esta generación están empezando a integrarse en el mundo del trabajo. Veamos cuáles son sus características. 

 

1.- Son nativos digitales: han nacido con Internet y son intuitivos con las nuevas tecnologías.

2.- Son prácticos: les interesa mucho más la seguridad de un salario que a los millennials.

3.- Son competitivos por naturaleza: prefieren ser juzgados por sus propios méritos que en conjunto.

4.- Sin lugar y sin horarios: el trabajo no se ciñe a la oficina, cualquier momento puede ser ideal para conectarse y trabajar.

5.- Tienen ganas de crear: llevan lo de ser emprendedores en la sangre y son altamente proactivos.

6.- El multitasking (multiplicidad de tareas) es como respirar: computadora, móvil, Tablet, libro, app…lo tienen todo a la vez!!!

7.- Siempre quieren más: se reinventan aprovechando todo como una oportunidad para aprender.

8.- La educación tradicional, en segundo plano: prefieren opciones más prácticas, rápidas y trasladadas a la vida real.

9.- Ellos van primero: huyen de esquemas laborales rígidos que no les den prioridad a sus necesidades personales.

10.- Trabajar duro, disfrutar intensamente: no les asusta el trabajo duro, pero esperan ser recompensados por ello.

Fuente: infojobs.net

 

 

 

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