Temas de Empresa & Familia

¿Cada cuánto revisar el protocolo familiar?

 

En el derecho anglosajón la ley es flexible  y se aplica de manera estricta. En el derecho latino la ley es estricta, pero se aplica de manera flexible. Valga esta esquemática diferenciación para pensar en las revisiones del Protocolo Familiar.

 

¿Qué significa para cada uno el Protocolo Empresario-Familiar?

  • Para algunos, es la coronación de un proceso de diálogo y entendimiento familiar.
  • Para otros, es la Norma Fundamental que rige las relaciones de la familia empresaria.
  • Otro grupo considera que es el conjunto de disposiciones que es necesario cumplir para que reine la paz familiar y posibilite el éxito empresario.
  • Algunas familias encaran el protocolo como un testimonio de una generación a la siguiente, con las pautas que se deberán aplicar en el futuro para que las relaciones sigan evolucionando bien.
  • Un cuarto grupo – lamentablemente numeroso – no ha pensado demasiado en el protocolo: encaró su redacción, lo firmó , pero no está seguro de estar cumpliéndolo o no… y no creen que desempolvarlo constituya un aporte de valor a las relaciones empresario-familiares.

 

 

¿Nos satisface la manera como lo estamos aplicando?

            En nuestro diálogo frecuente con las familias a las que acompañamos en el proceso de elaboración del Protocolo, observamos distintas experiencias.

            Algunas familias tienen el Protocolo permanentemente “activo”, lo que significa que lo utilizan como guía para sus reuniones, a fin de:

  • revisar la visión, la misión, los objetivos;
  • elegir a los integrantes y evaluar el funcionamiento del Comité de Dirección;
  • reunir a la familia de manera periódica, para que esté al tanto de la evolución de la empresa y las relaciones familiares de una manera orgánica
  • cumplir sus disposiciones en materia de ingreso, permanencia y egreso de miembros de la familia
  • mantener actualizados los criterios respecto de retribuciones de miembros de la familia.

Otras familias, en cambio, sólo se acuerdan del protocolo cuando se enfrentan con una  contingencia (renuncia, enfermedad, fallecimiento de algún miembro de la familia) o una situación de conflicto.

En otros casos observamos una enorme frustración, porque el objetivo de contención – en especial, de determinadas personalidades muy expansivas – no se logró a través del Protocolo. Es probable que, en esos casos, haya faltado un proceso de acompañamiento posterior para consolidar cambios de conducta.

 

 

 

¿Entonces…cada cuánto lo revisamos?

            Una recomendación general podría consistir en lo siguiente:

  1. Hacer una revisión al año de haberlo firmado, para evaluar si permitió cambios de conductas, y qué cosas resulta necesario hacer para profundizar la comprensión de lo acordado en el Protocolo. Eventualmente, luego de un año de experiencia, decidir si algunas normas establecidas deben modificarse, porque existen modos superadores de encarar determinados temas.
  2. Si no hay novedades, es razonable pensar que el tiempo de revisión “standard” sea cada tres años. De hecho, coincide, habitualmente, con el lapso establecido para revisar la visión y la misión de la empresa.
  3. Frente a ciertas novedades resulta conveniente encarar una revisión del protocolo:
  • Fallecimiento de algún integrante de la familia
  • Enfermedad incapacitante
  • Nacimiento de nuevos integrantes de la familia
  • Matrimonio o divorcio de algún integrante de la familia
  • Incorporación al trabajo de integrantes de la siguiente generación
  • Graduación de algún integrante de la familia
  • Mudanza a un lugar distante
  • Retiro de un familiar, o de una persona clave de la organización
  • Mejoramiento notorio de los resultados empresariales, que permite revisar las pautas de distribución.
  • Empeoramiento notorio delos resultados empresariales
  • Necesidad o deseo de encarar nuevos negocios.

Probablemente, el proceso de revisión del Protocolo va a resultar mucho más rico y productivo si se encara con acompañamiento profesional, para profundizar la experiencia de la elaboración de la versión original.

 

LEONARDO J. GLIKIN es director de CAPS Consultores.
Abogado, Especialista en Planificación Patrimonial y Sucesoria.
Conferencista a nivel nacional e internacional. 25 años de trayectoria profesional con un fuerte liderazgo en la consultoría de empresas. Director académico del programa ejecutivo de Empresas familiares en la Universidad Torcuato Di Tella.
Autor de los libros: Pensar la Herencia; Matrimonio y Patrimonio; Exiting, el arte de dejar la empresa sin dejar la vida; Los hermanos en la empresa de familia; Iguales y diferentes, los espacios de la mujer en la empresa de familia; Manual de planificación patrimonial y sucesoria para asesores de seguros de vida.

 

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De 13 a 19: ¿qué hacemos con los chicos?

 

¿Qué tienen en común los chicos de 13 a 19 años? Son demasiado grandes para ser tratados como niños, y demasiado chicos para que se les exija como grandes. Especialmente, si son hijos o nietos de los fundadores de una empresa de familia, porque, tarde o temprano, ellos son la continuidad.

¿Cuál es el programa de formación que más conviene para los jóvenes hijos y nietos de fundadores de empresas de familia?

En gran medida, el programa ideal es aquel que, de una manera o de otra, refleja la mirada y la expectativa de los padres respecto de sus hijos.

En nuestra experiencia, podemos clasificarlos en tres grandes grupos.

 

1.-  «No quiero influir a mis hijos, quiero que tengan un grado de libertad total».

            Este es el modo de pensar de muchos padres que pertenecen a la «Generación X» (nacidos entre1964 – 1980), que fueron muy constreñidos por sus propios padres a hacer lo que era el deseo de sus propios padres.

            Estos padres dicen, como reacción a su propia historia: ¡Libertad Total!.

            La objeción que sugiere este modo de encarar la educación de los hijos, es que, en realidad, si les quitamos información respecto de la empresa de la familia “para no influir en ellos”, en realidad les estamos quitando libertad.

            En efecto: la falta de información impide encarar los asuntos de la vida con un encuadre correcto de las circunstancias, y, por lo tanto, se convierte en una amenaza para la libertad, que llevará a la persona a actuar sobre la base de una percepción incompleta de la realidad.

 

 

2  – “Hay que preparar a los hijos para que ingresen a la empresa”

            El modelo contrapuesto con el anterior, es el de quienes quieren preparar a los hijos para que ingresen a la empresa: cuanto más chiquito es más lo quieren formar para que se haga grande de golpe y pueda entrar a la empresa.

            En muchos casos, este enfoque atenta de tal manera contra la libertad y la vocación de los jóvenes, que se convierte en una amenaza para su crecimiento y su felicidad.

 

3  – “Que los hijos sepan que esta empresa es de ellos, y deben cuidarla, porque es su futuro, pero también su pasado”

             Quienes piensan de este modo pretenden que todos sus hijos entiendan su condición de futuros propietarios de la empresa, para que puedan participar en la toma de buenas decisiones sin que ello los condicione a tener que trabajar en la empresa.

             En la clasificación de Leonardo Glikin*, esta manera de pensar la formación de los hijos responde a los modelos “integrativo” y “representativo”, en los cuales hay una clara diferenciación entre la participación de todos los miembros de la siguiente generación en la propiedad de la empresa, y la decisión de algunos de trabajar en ella, gerenciarla o dirigirla.

 

 

Las Pasantías

             Independientemente de cuál de estos tres modelos refleje el pensamiento de los padres, es necesario centrarnos en los protagonistas, que son los integrantes de la nueva generación.

             Son ellos quienes en cualquier caso se van a beneficiar al contar con información acerca de las condiciones y reglas del juego del mundo del trabajo, para que puedan  entender qué es una empresa y para qué sirve una empresa.

             Este propósito no se logra solo por la lectura de un libro que lo explique, sino que es necesario que puedan experimentarlo, participando de un proceso de aprendizaje realizado en inmersión dentro de la empresa de la familia, o, en algunos casos, en otra empresa donde las condiciones de la experiencia puedan resultar favorables.

             Resulta indispensable respetar, por un lado la vocación del pasante o áreas de interés predominantes, y potenciar el beneficio de armonizarlo con los proyectos de desarrollo empresario.

            Es muy positivo que los jóvenes pasantes reciban una retribución por su tarea, que debe ser graduada desde la menor a la mayor complejidad, según la edad de cada joven en el momento en que encara esta experiencia.

           En algunos casos, los jóvenes recién sistematizarán su participación en la empresa cuando terminen la escuela secundaria. Pero, hasta entonces, es conveniente que haya talleres especiales para que puedan conocer los rasgos fundamentales de la empresa familiar.

Pautas a tener en cuenta

            Para lograr una experiencia exitosa no debe perderse de vista lo siguiente:

–  El respeto por la vocación o áreas de interés de la nueva generación.

–  El reconocimiento de la coincidencia de las áreas de interés de los integrantes de la nueva generación y de la empresa.

 – Que los proyectos de la empresa sirvan como un andamiaje útil para la construcción de los proyectos de desarrollo personal y profesional de los miembros de la nueva generación.

Es de gran importancia que los Pasantes logren información acerca de lo que significa formar parte de la empresa de la familia y lo que ésta les puede ofrecer, para ayudarles a que le encuentren un claro sentido a su posible participación, o eventualmente, a su decisión de no involucrarse con su trabajo personal.

            Por todo lo dicho es tan importante un aprendizaje basado en la experiencia, y esa es, justamente, la fortaleza de las pasantías.

 

EDUARDO LARRIERA es integrante de CAPS Consultores
Consultor Senior Especialista en Psicoterapia y Coaching Mayéutico.
Lic. en Psicología y Coach Profesional Senior por AECOP. Director de Psicodrama Instituto de Psicodrama Jacob Levy Moreno. Postgrado en Análisis Organizacional en EPSO.

 

* Glikin, Leonardo J. “Modelos de Traspaso Generacional

«El traspaso generacional es una experiencia única para cada familia empresaria.
Sin embargo, analizando cómo se desarrolló el proceso en una muestra de 100 empresas argentinas y paraguayas con las que nos tocó trabajar como consultores, hemos podido identificar cinco modelos diferentes de traspaso generacional.
Cada uno de esos modelos tiene su propia lógica, involucra valores que lo diferencian de otros modelos, y condiciones de éxito que debemos conocer, para poder colaborar de la manera más eficiente posible en cada caso.
¿Cuáles son esos modelos? Los hemos denominado: Integrativo, Representativo, Selectivo, Re-fundacional y Transaccional.»

 

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La marca y la identidad de la empresa

 

Tanto en un proceso de Exiting*, como en el marco de una estrategia de traspaso generacional o de consolidación de la empresa Pyme, las marcas son el “as de espadas” del éxito.

La marca  comercial es la bandera que agita el empresario para hacer crecer exponencialmente a la empresa.

Todas las empresas desarrollan una identidad, que tiene como vidriera la “marca comercial”, se trata de un activo tan importante, que  en los actuales mercados es un protagonista fundamental, al que todavía muchas empresas Pymes no le dan la importancia que merece.

Dar valor a cada marca

La marca es ese conjunto de signos que permite a la clientela asociar el producto o servicio con su fuente de origen.

Si la marca está bien trabajada produce los siguientes efectos:

  • fideliza clientela,
  • genera ventas
  • deja en el mercado la impronta de los valores de la empresa.
  • se convierte en una valla de contención y resguardo frente a la competencia.

 

 

La marca y el derecho

Si se la fortalece  desde el ámbito legal todo ese trabajo y creatividad plasmados en la marca  se convierten en un derecho.

El derecho marcario tiene funciones esenciales en la política comercial de la empresa, porque:

  • Previene el uso indebido por parte de la competencia de los signos que identifican nuestros productos o servicios.
  • Impide los desvíos en internet hacia otros sitios y promoción de la competencia.
  • Permite otros negocios a partir de la marca que optimizan su exposición, el crecimiento en red, y la posibilidad de ampliar los mercados y expandirse hacia otros proyectos.
  • Mejora la posición crediticia de la empresa, y fortalece su situación patrimonial.
  • Aumenta el valor del fondo de comercio.

El derecho de propiedad es  la carta de triunfo en el juego de los signos comerciales, ya que confiere prioridad frente a cualquier otra pretensión y uso en el mercado. Así evita la confusión con denominaciones societarias, imágenes similares usadas en la publicidad, y denominaciones electrónicas y de páginas web que puedan competir por la misma clientela.

El derecho marcario hace posible “la política de branding”, entendida como la posibilidad de agregar al modelo de negocios la promoción y uso de la marca.

En consecuencia, al licenciar la propia marca, o las marcas de productos complementarios, resulta posible crecer en red y aumentar la visibilidad de la empresa, mejorando su proyección en el mercado, en menos tiempo y con mayor alcance.

Finalmente contar en el balance con el derecho marcario permite poner números a ese valor intangible que es la potencialidad del negocio de generar utilidades.

Ello impacta,  sin dudas, en la calificación crediticia, en la capitalización de la empresa y el valor para sus dueños actuales y futuros.

* Ver exiting.com.ar

LILIANA HERS es integrante de CAPS Consultores.
Consultora Senior Especialista en Derecho Societario y Contractual.
Doctora en Derecho Mercantil. Abogada y profesora del departamento de doctorado UBA.
Profesora de grado facultad de Derecho en Derecho de marcas y patentes y Derecho contractual. Integrante de la Nómina de Jurados Académicos del Consejo de la Magistratura de la Nación. Investigadora universitaria en derecho societario.

 

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